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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Parada en la Cruz
Foto enviada por cuenka

-por sus virtudes es modelo de la Iglesia, que se inspire en Ella en el ejercicio de la fe, de la esperanza, de la caridad (cf. ib., 53. 63. 65) y en la actividad apostólica (cf. ib., 65);
-por su condición de Virgen, Esposa y Madre, es figura de la Iglesia, que es, también ella, virgen por la integridad de su fe, Esposa por su unión con Cristo, Madre por la generación de innumerables hijos (cf. ib., 64);
-es Madre de la Iglesia, ya que Ella es "Madre de Aquel, que desde el primer instante de la Encarnación en su seno virginal, unió consigo como Cabeza su Cuerpo místico que es la Iglesia" (Pablo VI, Discurso en la sesión de clausura de la tercera etapa conciliar, 21 noviembre 964: AAS 56, 1964, 1014­1018);
-es "reconocida como miembro supereminente y del todo singular de la Iglesia" (ib., 53), por los dones de gracia con que está adornada y por el lugar que ocupa en el Cuerpo místico;
b) En razón de la Iglesia

9. En razón de Cristo, y por tanto también en razón de la Iglesia, desde toda la eternidad Dios quiso y predestinó a la Virgen. En efecto, María de Nazaret:
Llena de fe en la promesa del Hijo (cf. Lc 24, 49), la Virgen constituye una presencia orante en medio de la comunidad de los discípulos: perseverando con ellos en la unión y en la oración (cf. Act 1, 14), implora "con sus oraciones el don del Espíritu, que la había cubierto ya en la Anunciación" (ib., 59).
8. En luz cristológica hay que leer también las relaciones entre el Espíritu Santo y María: Ella, "como plasmada y hecha una nueva criatura" (ib., 56) por el Espíritu y convertida de un modo particular en su templo (cf. ib., 53), por la fuerza del mismo Espíritu (cf. Lc 1, 35), concibió en su seno virginal a Jesucristo y lo dio al mundo (cf. ib., 52. 63. 65). En la escena de la Visitación vuelven a manifestarse, por medio de Ella, los dones del Mesías Salvador: la efusión del Espíritu sobre Isabel, ... (ver texto completo)
de discípula que, durante la predicación de Cristo, "acogió las palabras, con las que su Hijo, exaltando el reino por encima de las condiciones y lazos de la carne y la sangre, proclamó bienaventurados a los que escuchan y guardan la palabra de Dios (cf. Mc 3, 35; Lc 11, 27­28), como Ella hacía fielmente (cf. Lc 2, 19 y 51)" (Lumen gentium, 56).
de compañera del Redentor: "concibiendo a Cristo, engendrándolo, alimentándolo, presentándolo al Padre en el templo, padeciendo con su Hijo cuando moría en la cruz, Ella cooperó en un modo del todo especial a la obra del Salvador, con la obediencia, la fe, la esperanza y la ardiente caridad" (ib., 61; cf. ib., 56. 58);
-de esclava fiel, que se "consagró totalmente a sí misma (...) a la persona y a la obra de su Hijo, sirviendo al ministerio de la redención sometida a Él y con Él" (ib., 56);
de madre que, acogiendo con fe el anuncio del Ángel, concibió en su seno virginal, por la acción del Espíritu y sin intervención de varón, al Hijo de Dios, según la naturaleza humana; lo dio a luz, lo alimentó lo guardó y lo educó (Lumen gentium, 57. 61);
de "fruto el más espléndido de la redención" (Sacrosanctum Concilium, 103), habiendo sido Ella "redimida de un modo tan sublime en vista de los méritos de su Hijo" (Lumen gentium, 53), por eso los Padres de la Iglesia, la liturgia y el magisterio no han dudado en llamar a la Virgen "hija de su Hijo" (cf. Concilium Toletanum Xl, 48: Denzinger-Schönmetzer, Enchiridion Symbolorum definitionum et declarationum de rebus fidei et morum, Barcinone 1976, 536), en el orden de la gracia;
7. El Concilio, ilustrando la participación de María en la historia de la salvación, expone sobre todo las múltiples relaciones que se dan entre la Virgen y Cristo:
a) En razón de Cristo

6. Según la doctrina del Concilio la misma relación de María con Dios Padre se determina en razón de Cristo. Efectivamente Dios, "cuando se cumplió el plazo, envió a su Hijo, nacido de mujer... para que recibiéramos la condición de hijos" (Gál 4, 4-5) (ib., 52). Por eso María, que por condición era la esclava del Señor (cf. Lc 1, 38. 48), habiendo acogido "al Verbo de Dios en su alma y en su cuerpo" y dado "la Vida al mundo" se convirtió por gracia en "Madre de Dios" (cf. ... (ver texto completo)
La enseñanza mariológica del Vaticano II

5. La importancia del capítulo VIII de la Lumen gentium radica en el valor de su síntesis doctrinal y en el planteamiento del trato doctrinal sobre la Santísima Virgen encuadrado dentro del misterio de Cristo y de la Iglesia. De esta forma el Concilio:

-ha enlazado con la tradición patrística, que destaca la historia de la salvación como el tejido propio de todo tratado teológico;

-ha puesto en evidencia que la Madre del Señor no es una figura marginal ... (ver texto completo)