de "
fruto el más espléndido de la redención" (Sacrosanctum Concilium, 103), habiendo sido Ella "redimida de un modo tan sublime en vista de los méritos de su Hijo" (Lumen gentium, 53), por eso los Padres de la
Iglesia, la liturgia y el magisterio no han dudado en llamar a la
Virgen "hija de su Hijo" (cf. Concilium Toletanum Xl, 48: Denzinger-Schönmetzer, Enchiridion Symbolorum definitionum et declarationum de rebus fidei et morum, Barcinone 1976, 536), en el orden de la gracia;