ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Cocinando la caldereta
Foto enviada por eufra7dos@hotmail.com

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Aunque se saben protegidos por la madre, los lebratillos adquieren, a los pocos días de nacer, el instinto de la defensa propia, que en muchos casos se manifiesta en quedar absolutamente inmóviles, como una piedra, a la menor alarma...
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No obstante, durante los ocho primeros meses los lebratillos pueden sentirse seguros, pues carecen del olor característico de las liebres adultas, y un perro que pasar junto a ellos sería incapaz de descubrirlos...
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Pero no por eso la madre los abandona y, en caso de peligro, no dudará en librar una lucha titánica, hasta el límite de sus posibilidades, con azores, urracas o cuervos...
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Aunque se saben protegidos por la madre, los lebratillos adquieren, a los pocos días de nacer, el instinto de la defensa propia, que en muchos casos se manifiesta en quedar absolutamente inmóviles, como una piedra, a la menor alarma...
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Durante unos días los lebratillos no se mueven sino cuando aparece la madre para darles de comer; pero al poco tiempo abandonan el surco y la madre les fuerza a dispersarse, distanciándose una docena de metros entre sí por razones de seguridad, puesto que al repartirse sobre el terreno pasan más inadvertidos de sus enemigos...
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Pero no por eso la madre los abandona y, en caso de peligro, no dudará en librar una lucha titánica, hasta el límite de sus posibilidades, con azores, urracas o cuervos...
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El macho, cuyo ardor decrece pronto, abandona al poco a la hembra, quien un mes más tarde parirá de tres a cuatro lebratillos. Las crías, que nacen con os ojos abiertos y cubiertas de pelo, son colocadas cuidadosamente por su madre en los surcos del arado y al abrigo del viento, en medio del centeno, bajo un seto, o en las lindes de los caminos...
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Durante unos días los lebratillos no se mueven sino cuando aparece la madre para darles de comer; pero al poco tiempo abandonan el surco y la madre les fuerza a dispersarse, distanciándose una docena de metros entre sí por razones de seguridad, puesto que al repartirse sobre el terreno pasan más inadvertidos de sus enemigos...
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Una vez que una hembra acepta a un macho, se miran uno al otro con ternura al tiempo que se lamen mutuamente las orejas...
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El macho, cuyo ardor decrece pronto, abandona al poco a la hembra, quien un mes más tarde parirá de tres a cuatro lebratillos. Las crías, que nacen con os ojos abiertos y cubiertas de pelo, son colocadas cuidadosamente por su madre en los surcos del arado y al abrigo del viento, en medio del centeno, bajo un seto, o en las lindes de los caminos...
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De diciembre a septiembre, el lebrón ronda incansable por los campos en busca de compañera. Y no es extraño que cuando la encuentra tenga que conseguirla en disputa con otros lebrones. Los machos, colocados en círculo, acosan por turno a la vejentona. Si a la hembra no le interesa el galán, éste se arriesga a recibir un golpe en la nariz que la vegentona le propinará con sus patas traseras, y si el argumento no bastase, es probable que el macho tenga que batirse en retirada después de que la ... (ver texto completo)
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Una vez que una hembra acepta a un macho, se miran uno al otro con ternura al tiempo que se lamen mutuamente las orejas...
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Estos juegos son en realidad ejercicios que les ayudan a mantener en buena forma sus músculos y sus reflejos...
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De diciembre a septiembre, el lebrón ronda incansable por los campos en busca de compañera. Y no es extraño que cuando la encuentra tenga que conseguirla en disputa con otros lebrones. Los machos, colocados en círculo, acosan por turno a la vejentona. Si a la hembra no le interesa el galán, éste se arriesga a recibir un golpe en la nariz que la vegentona le propinará con sus patas traseras, y si el argumento no bastase, es probable que el macho tenga que batirse en retirada después de que la ... (ver texto completo)
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A pesar de su carácter insociable, estas criaturas se ven de vez en cuando embargadas de un súbito deseo de compañía.
A veces se reúnen formando círculos como si fueran miembros de un comité; otras parecen imitar el juego infantil del escondite, corriendo, parándose, escondiéndose y reapareciendo una y otra vez ante sus compañeras...
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Estos juegos son en realidad ejercicios que les ayudan a mantener en buena forma sus músculos y sus reflejos...
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Muchos cazadores y granjeros han visto liebres con las orejas desgarradas como resultado de una pelea entre ellas, y otros declararon haber visto muchas veces, en la altiplanicie castellana, a lebrones parcial o totalmente castrados después de haber librado un duelo espectacular con otros machos combatientes...
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A pesar de su carácter insociable, estas criaturas se ven de vez en cuando embargadas de un súbito deseo de compañía.
A veces se reúnen formando círculos como si fueran miembros de un comité; otras parecen imitar el juego infantil del escondite, corriendo, parándose, escondiéndose y reapareciendo una y otra vez ante sus compañeras...
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Al pelear, las liebres se yerguen sobre sus patas traseras y se golpean con las delanteras, a modo de boxeadores. Jean Nard, veterano y experto cazador francés, dijo acerca del espíritu belicos de este animal: "Persigue a sus rivales, les busca pelea y no duda un instante en librar combate". También dijo que en el curso de una refriega, una liebre le arrancó el rabo a otra de un mordisco...
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Muchos cazadores y granjeros han visto liebres con las orejas desgarradas como resultado de una pelea entre ellas, y otros declararon haber visto muchas veces, en la altiplanicie castellana, a lebrones parcial o totalmente castrados después de haber librado un duelo espectacular con otros machos combatientes...
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Normalmente, las liebres caminan solitarias, y si una se adentra en el terreno que otra considera suyo, terreno que previamente ha delimitado con gotas de orina y con excrementos, se origina un altercado de padre y muy señor mío...
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Al pelear, las liebres se yerguen sobre sus patas traseras y se golpean con las delanteras, a modo de boxeadores. Jean Nard, veterano y experto cazador francés, dijo acerca del espíritu belicos de este animal: "Persigue a sus rivales, les busca pelea y no duda un instante en librar combate". También dijo que en el curso de una refriega, una liebre le arrancó el rabo a otra de un mordisco...
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Un agricultor refería cómo en la provincia de Lérida y en pleno invierno era bastante común ver a liebres solitarias que entraban en las huertas para mordisquear alguna hoja de col que sobresalga de entre la nieve. Su plato favorito es, sin embargo, una sazonada manzana...
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Normalmente, las liebres caminan solitarias, y si una se adentra en el terreno que otra considera suyo, terreno que previamente ha delimitado con gotas de orina y con excrementos, se origina un altercado de padre y muy señor mío...
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Cuando en invierno, a causa de la nieve, no puede encontrar otra cosa y el hambre azuza, opta por comer los brotes tiernos de los arbustos y aun la corteza de ciertos árboles, que desmenuza con su afilada dentadura de veintiocho piezas...
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Un agricultor refería cómo en la provincia de Lérida y en pleno invierno era bastante común ver a liebres solitarias que entraban en las huertas para mordisquear alguna hoja de col que sobresalga de entre la nieve. Su plato favorito es, sin embargo, una sazonada manzana...
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Hay cazadores que colocan sus lazos alrededor de algo extraño al "habitat" de la liebre; una pirámide de piedra, por ejemplo.

Como todos los de su especie, la liebre roe contínuamente, mosdisqueando aquí y allá. Le gusta el trigo, el centeno, el trébol, la alfalfa, las zanahorias y las remolachas entre otras muchas cosas....
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Cuando en invierno, a causa de la nieve, no puede encontrar otra cosa y el hambre azuza, opta por comer los brotes tiernos de los arbustos y aun la corteza de ciertos árboles, que desmenuza con su afilada dentadura de veintiocho piezas...
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En la zona de Fuensaldaña (Valladolid) se cazaban, -no se si todavía se cazarán-, estos animales por el sistema denominado "encantar liebres". Los cazadores colocaban por la noche una candelita dentro de un cántaro. Atraída por la lucecita, que su limitada visión no podía identificar con nada conocido, la liebre se acercaba sin percatarse del peligro. Cuando se había aproximado lo suficiente, el cazador daba beuna cuenta de ella...
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Hay cazadores que colocan sus lazos alrededor de algo extraño al "habitat" de la liebre; una pirámide de piedra, por ejemplo.

Como todos los de su especie, la liebre roe contínuamente, mosdisqueando aquí y allá. Le gusta el trigo, el centeno, el trébol, la alfalfa, las zanahorias y las remolachas entre otras muchas cosas....


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