...
Durante las dos primeras semanas de su vida, Aitor, como todos los recién nacidos, no tenía suficiente energía para hacer algo que no fuera dormir, ca... ar y comer, acostumbrado como estaba a la relativa ligereza del seno materno, encontraba que el tener que luchar contra la gravedad requería un esfuerzo demasiado grande, así que los baños le resultaban de lo más agradable, ya que la flotabilidad del agua le daba un ligero respiro respecto al ambiente habitual...
...
Es a partir de las dos semanas cuando los recién nacidos comienzan a mantenerse despiertos por períodos más largos, ansiosos de encontrar algo con que jugar. A Aitor, cuando tenía dos semanas o poco más le ocurrió lo que les suele ocurrir a algunos bebés: comenzó a padecer los "malditos" cólicos, así que pasaba bastante tiempo, entre unas cosas y otras despierto. Sus padres, como muchos padres primerizos, ya andaban un poco asustados pensando que el niño tenía alguna enfermedad gravísima, cosa que como todas las que hemos sido madres, sabemos que no es así, pues sabemos que, pasado un tiempo, esos dolores que tanto incomodan a los chiquitines, desaparecen. Aitor ahora, que ya tiene seis mesecitos, es un niño regordete y "come que se las pela".
Dado que para los niños pequeños, la manera más natural de jugar consiste en chupar algo, yo aconsejo a las mamás que no deberían poner obstáculos para que sus hijos hagan lo que les proporciona un gran placer. Un estímulo bucal de esta clase no debe ser motivo de preocupación, a menos que éste persista después de haber rebasado con creces la infancia...
... (ver texto completo)