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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Hola Rosa, ¡Pues claro que hacía experimentos, pero...

Creo que fue a Castilleja a quien le dije que el jueves, viernes, y sábado pasados estuve "ejerciendo" de "agüela". Me dejaron sus padres a "mi chiquitín" en casa y aún es la hora que estoy babeando; tanto, que he llamado por teléfono esta mañana y les he dicho que me lo trígan hasta que nos vayamos aun no sé dónde. Como comprenderéis, lo pasé esos días... ¡Chachi piruli!
Mi nieto hizo que "rebobinase" unos cuantos años hacia atrás y recordase cómo eran mis hijos. Me dí cuenta enseguida, que más o menos tanto unos como el otro sabían hacer más o menos lo mismo, con la diferencia que ninguno de mis hijos, cuando tenían seis meses, tuvieron un pollito en vivo y en directo defrente, y mirándose a los ojos...

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Hace ya muchos años me preguntaba, como madre inesperta que fuí, ¿qué es lo que sabe un recién nacido, y cuántas cosas nos es posible enseñarles?
Muchas veces había oído decir que los niños cuando nacen son muy poco sociables, (también hay personas que dicen eso de mí Jajajaja), porque parece que que sólo está enterado de su propia existencia y se niega a realizar esfuerzo alguno a fin de comunicarse con los demás. Sin embargo, siempre he pensado que su facultad de comunicación es excelente, incluso en una criatura con sólo unas horasnde vida en el mundo...

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Si logramos hacer un pequeño esfuerzo para intentar comprender y responder a esta facultad de comunicación, es muy posible que consigamos entendernos con un bebé, no por medio de la palabra, ¡claro está! sino a través del tacto y de sonidos débiles y suaves.
Creo que una forma de querer comunicarse, así como la toma de contacto del recién nacido, con el nuevo mundo que le rodea, es su necesidad de tener que agarrarse a algo...

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Se necesitan algunos días para que el recién nacido se recupere de la experiencia que supone el nacimiento, que yo creo firmemente, que algunas deben ser muy dolorosas y traumáticas, por lo díficiles que se presentan algunos partos, por suerte, cada vez menos.
Han de pasar unos tres días para que el bebé sienta las primeras punzadas del hambre que suelen coincidir con el momento que la madre ya dispone de leche propia para alimentarlo.
Una de las primeras cosas que enseñan a las futuras madres, es que amamantes a sus hijos, porque para ellos representa tranquilidad; el recién nacido necesita la proximidad de otro ser humano, de la suave monotonía de los latidos del corazón, del calor de los brazos de una madre. Asimismo, el niño sabe responder a las cosas agradables que le hacen, como el suave vaivén cuando lo mecen o el arrullo de una canción de cuna...

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Cuando digo que "... sabe responder..." no estoy diciendo que por más hijo o nieto nuestro que sea, es que nos va a dar las gracias efusivamente y a gritos, no. Sería de estupidos esperar una respuesta "inteligente" de un niño recién nacido, pero sí que hay personas que cometen el error de atosigar a los bebés haciéndoles carantoñas y cosquillas, con el fin y la esperanza de verles esbozar una sonrisa o una imitación de la carcajada. Por regla general, el recién nacido sonríe antes de cumplir cuatro o cinco semanas, pero es raro que lo haga a causa de las cosquillas...

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La risa del bebé es, al principio, una especie de experimento, pero a medida que van pasando los días y su sentido de la vista va tomando cuerpo, lo que hace no es sino imitar las sonrisas de las personas que le están contemplando.
Los recién nacidos pueden tener también sensaciones de dolor y de placer, de calor, de frío y en cualquier parte del cuerpo; sin embargo, su cerebro, por más que nos pueda parecer, no tiene aún la capacidad para distinguirlas. Lo único que logran producir en su mente consciente, por lo que explican los entendidos, es una especie de imagen confusa. En su primera visita al médico, reaccionan normalmente a un pinchazo en el pie moviendo los brazos, agitando el cuerpo e incluso llorando. Se da perfecta cuenta de que le han hecho daño, pero ignora el lugar preciso...

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Cuando esto ocurre, lo mismo le da moverse hacia el lugar de donde procede el dolor que hacerlo en dirección contraria. El único sitio de su cuerpo donde él puede localizar lo que siente es en el interior de la boca y alrededor de alla. Aitor que ahora tiene seis meses, tiene la costumbre de meterse los tres dedos de la mano derecha entre la encía de abajo y la lengua, moviéndolos de un lado hacia el otro, lo que más de una vez, nos ha hecho pensar que al final sacaría hasta los primeros "calostros", cosa que nunca a ocurrido, (Aún).
El recién nacido pondrá todo lo que caiga en sus manos dentro de la boca, para que de esta manera su lengua y sus labios puedan examinarla y identificarla. Así, poco a poco, se irá volviendo cada vez más sensible a las texturas y a los sabores...

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Durante las dos primeras semanas de su vida, Aitor, como todos los recién nacidos, no tenía suficiente energía para hacer algo que no fuera dormir, ca... ar y comer, acostumbrado como estaba a la relativa ligereza del seno materno, encontraba que el tener que luchar contra la gravedad requería un esfuerzo demasiado grande, así que los baños le resultaban de lo más agradable, ya que la flotabilidad del agua le daba un ligero respiro respecto al ambiente habitual...

Milagros, no sé si cuando eras mamá hacías esperimentos con tus hijos.

Yo sí y la verdad que funcionaron, por ejemplo poner al niño desde muy chiquito 3 ó 4 meses en el suelo y dejarle algo llamativo a su alcance, tratara de cogerlo y con el tiempo esto le hace que aprenda a andar antes, ya que para lograr su objetivo debe moverse.

mis nenas a lo 9 meses no andaban, corrian, jejejjej. menos mal que las controlé que si no estarían en la china por lo menos, jejejeje.

más besos. rs

Hola Rosa, ¡Pues claro que hacía experimentos, pero con el fin de conocerlos mejor!.
Cuando mi hijo David -estas cosas las hice con los dos- era muy pequeño, me puse en su cuarto sentada a su lado y le dejé una caja de cerillas, de esas de madera para ver qué hacía con ellas; después de dar vueltas y vueltas a la caj, finalmente la abrió; una vez abierta, a la primera, no; a la segunda y siguientes tampoco, pero llegó un momento que prendió una de ellas. Tuvo un gran susto y soltó la cerilla al momento. Esto le enseñó a él que las cerillas encendidas "hacen pupa"...., ¡QUEMAN! y a mí me abrió los ojos para tener la precaución de no dejar a su alcance, ni una sóla vez, una caja de cerillas pues aunque tenía una edad que parecía que no pudiese ni siquiera abrir la caja, ¡ENCENDÍA LAS CERILLAS!...
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
... Nunca tuve problemas con mis hijos, respecto a las cosas o utensilios punzantes. Con las agujas, alfileres y tijeras, les hacia "probar" con mucho cuidado, cogiéndoles la palma de la mano y tocándoles con la punta, que aquello hacía daño... ¡PINCHABA! Jamás vinieron llorando porque se habían pinchado con algo, y mira que yo he utilizado mucho, desde siempre, las tijeras y las agujas. Cuando fueron a la guardería -David a los dos años-, las educadoras me decían que David "tenía mucha traza para ... (ver texto completo)