Confiesa que te sientes agobiado.
Confiesa que el resultado de tu obra te llena de temor; incluso, a veces, te horroriza.
Tu orgullo impide que digas muchas verdades.
Pero sonríes y te relajas de
felicidad si un puñado de tierra se desmorona entre tus manos o si haces un alto a la
sombra de un
pino.
La vida vuela; hay que seguir luchando, empujando, dices, y te bajas a lo gris, a lo rutinario.
En el "Stop" comprenderás que todo fue una torpeza. Tal vez te preguntes: ¿por qué?