Hoy he encontrado este insulto que se suele escuchar en la actualidad sin ton ni son. se trata de la palabra Facha.
Acepción corriente del término hasta tiempos recientes ha sido la de mamarracho, adefesio, persona desastrada, que va hecha una pena en lo que al vestido e imagen se refiere. Hoy se ha cargado de tintes y matices políticos negativos, cursando con "conservador", "ultraderecha", "fascista"; el término suele ir
acompañado de "carca". Es antónimo de "rojo". (Véanse también "fachendón
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Este insulto: Gafe, y gafolo he oído yo estos últimos años bastantes veces; sobre todo cuando el Presidente en funciones salía a cualquier sitio con el fin de "arreglar entuertos" y cuando acudía como espectador a cualquier evento deportivo.
GAFE=Cenizo; persona que atrae sobre los demás mala suerte y adversa fortuna. El término procede de la voz árabe qáfa, que alude a la mano del leproso, con sus dedos doblados y contraídos. Utiliza el término en el siglo XIII el anónimo autor del Llibre dels Tres Reys d'Orient, con el significado de leproso:
Vn fijuelo que hauía,
que parí el otro día
afelo allí don jaz gafo
por mi pecado despugado.
Fue voz muy ofensiva en la Edad Media, en parte porque en el siglo XI se comenzó a confinar a estos enfermos en lazaretos, siendo el primero de ellos creación del Cid, en la ciudad de Palencia, hacia 1067. Los leprosos, que anunciaban mediante esquila o campanilla su presencia, tenían prohibido frecuentar los caminos reales, entrar en poblado o pedir limosna, ya que se pensaba que sus voces emponzoñaban el aire. Alfonso X, en las Siete Partidas (mediados del siglo XIII), equipara este insulto a los de "cornudo, traidor o hereje". El mismo rey ordenó se crease en Sevilla una casa "donde fuesen recogidos los gafos, plagados y malatos". La simple visión de uno de estos enfermos se decía traer mala suerte, y para contravenirla se cruzaban los dedos índice y corazón, formando con ambas manos una cruz de San Andrés, contra el gafe o contagio de la gafedad. El leproso gafaba; respirar el aire por donde había pasado traía malas consecuencias. Pasado el momento crucial, y habiendo cedido el número de casos de lepra, subsistió sin embargo el recuerdo de su horror. La voz "gafo, gafe" siguió empleándose, aunque desvirtuándose, y colándose en el ámbito de su antiguo uso, supersticiones y prácticas mezcladas con viejas nociones y rituales de brujería utilizadas para contravenir el aojamiento. Así, del enfermo de lepra, o gafo, se pasó al concepto del cenizo, echándose mano de la jettatura (entrecruzamiento de dedos índice y corazón de ambas manos, como hemos visto), en imitación del aspecto que ofrecían las manos del leproso, encorvadas, encogidas, y en forma de gancho, con el propósito de conjurar el mal. Eso es lo que en última instancia significa el término gafo o gafe: "gancho, encorvadura".
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