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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Fotografía que solían hacernos en la escuela
Foto enviada por eufra7dos@hotmail.com

¡Dé lo que se entera una...!
Si yendo un día por la calle, o aquí en este mismo foro, alguien me hubiese dicho ZULÚ, lo máximo que hubiese llegado a pensar es que me estaban llamando NEGRA. Nunca se me hubiese ocurrido pensar, que diciéndome Zulú, me estuviesen llamando: Cafre, salvaje, bruta como dice Celdrán en su Libro de los Insultos.

Asegura también que, "Se dice por extensión del sentido principal de esta voz: Individuo de cierto pueblo de raza negra que habita en el África austral.

Ultimamente, ... (ver texto completo)
Del Libro de Los Insultos. Ser más tonto que Abundio.

"Ser más tonto que Abundio es paradigma de insensatez, cerrazón y cortedad de entendimiento.
Parece que el personaje existió entre los siglos XVII y XVIII en Córdoba, donde protagonizaría alguna solemne tontería parecida a la de Ambrosio y su carabina*, aunque de naturaleza distinta, ya que a Abundio se le achaca el haber pretendido regar "con el solo chorrillo de la verga", con apenas agua, un
cortijo, empresa descabellada, a no ser que ... (ver texto completo)
¡Hombreeeeeeeeeeeee, este síiiiiiiiii! Este de Abrazafarolas sí que lo he oído y leído más de una vez, aunque nunca insulté a nadie llamándole de esta manera aunque sí le he dicho alguna vez a alguien Vivalavirgen, que es lo mismo.

Vivalavirgen; variedad del Juan Lanas; sujeto irresponsable a quien lo mismo da ocho que ochenta. Tiene rasgos del adulador lameculos, del simplón y del donnadie; su conducta está dirigida a un solo fin: no molestar a quien considera su amo. Es voz descriptiva, ya que ... (ver texto completo)
¡Dé lo que se entera una...!
Si yendo un día por la calle, o aquí en este mismo foro, alguien me hubiese dicho ZULÚ, lo máximo que hubiese llegado a pensar es que me estaban llamando NEGRA. Nunca se me hubiese ocurrido pensar, que diciéndome Zulú, me estuviesen llamando: Cafre, salvaje, bruta como dice Celdrán en su Libro de los Insultos.

Asegura también que, "Se dice por extensión del sentido principal de esta voz: Individuo de cierto pueblo de raza negra que habita en el África austral.

Ultimamente, ... (ver texto completo)
Si el anterior INSULTO no lo había oído en mi vida, creo que este, Zurriburri, tampoco y mirad que tiene sus añitos...

Sujeto vil y despreciable, de ínfima condición y extracción social. Juan del Encina, en su Cancionero, (finales del siglo XV), emplea así el término en valor substantivo:

Porqu'este lugar me aburre
tengo dél gran sobrecejo.
Soncas, para tal concejo
basta cualquier çurreburre.

Se tiene in mente al zurrador, curtidor de cuero que previamente despelleja al animal, oficio ... (ver texto completo)
¡Hombreeeeeeeeeeeee, este síiiiiiiiii! Este de Abrazafarolas sí que lo he oído y leído más de una vez, aunque nunca insulté a nadie llamándole de esta manera aunque sí le he dicho alguna vez a alguien Vivalavirgen, que es lo mismo.

Vivalavirgen; variedad del Juan Lanas; sujeto irresponsable a quien lo mismo da ocho que ochenta. Tiene rasgos del adulador lameculos, del simplón y del donnadie; su conducta está dirigida a un solo fin: no molestar a quien considera su amo. Es voz descriptiva, ya que el análisis de la imagen que proyecta retrata gráficamente al individuo a quien se dirige. Tiene puntos de contacto con el borrachín, el juerguista y el calavera que harto de vino no gobierna sus pasos ni entendederas. Aunque no está recogido por los diccionarios al uso, es término muy difundido, sobre todo en tertulias radiofónicas de carácter distendido y deportivo. (Véanse también "Vivala-virgen, Juan Lanas")... ... (ver texto completo)
¿Alguien ha dicho o ha oído decir el insulto Zurumbático? Yo ni lo he dicho nunca, ni lo había oído, así que para el que esté como yo, más verde que un Guardia Civil harto de lechuga, aquí dejo escrito lo que dice el Autor del libro sobre el ZURUMBÁTICO.

Pasmado, aturdido. A principios del siglo XVIII el curioso autor de letrillas, seguidillas y pasmarotas salmantino, Diego de Torres Villarroel, utilizó el término en el sentido de "lelo, atontado, pasmado, atronado". Parece que el término desciende ... (ver texto completo)
Si el anterior INSULTO no lo había oído en mi vida, creo que este, Zurriburri, tampoco y mirad que tiene sus añitos...

Sujeto vil y despreciable, de ínfima condición y extracción social. Juan del Encina, en su Cancionero, (finales del siglo XV), emplea así el término en valor substantivo:

Porqu'este lugar me aburre
tengo dél gran sobrecejo.
Soncas, para tal concejo
basta cualquier çurreburre.

Se tiene in mente al zurrador, curtidor de cuero que previamente despelleja al animal, oficio ordinario, tenido por vil. A ello parece aludir Covarrubias (1611) en su Tesoro de la Lengua: "Çurriburri (llamamos) el hombre muy ordinario, como lo es el pelo burro del asno...". También debe tenerse en cuenta que el término "zurri" es sinónimo de "cerdo" en muchos lugares de Andalucía, como Jaén, y que no es impensable una asociación de "zurri (cerdo) y "burro", para poner las cosas en el colmo del desprecio. Quevedo en el Cuento de cuentos echa mano del término: "... se descalzaban de risa de ver al viejo (...) y a ella que se iba a cencerros tapados con un zurriburri, refunfuñando"."

Anda que como algún día quiera insultar a alguien, me voy a "despachar" a gusto... ... (ver texto completo)
El primer insulto que encontramos en el Libro de los Insultos de Pancracio Celdrán es este: Aborto ya que están escritos por orden alfabético. No sé vosotros, pero yo nunca he oído decir a nadie ABORTO, como insulto.

"Persona que llama la atención por su extrema fealdad. Producción rara, caprichosa o monstruosa de la naturaleza. Puede connotar merma intelectual que afecta a la inteligencia, en cuyo caso equivale a mentecato, necio total, que carece de seso, acepción no contemplada por el diccionario ... (ver texto completo)
¿Alguien ha dicho o ha oído decir el insulto Zurumbático? Yo ni lo he dicho nunca, ni lo había oído, así que para el que esté como yo, más verde que un Guardia Civil harto de lechuga, aquí dejo escrito lo que dice el Autor del libro sobre el ZURUMBÁTICO.

Pasmado, aturdido. A principios del siglo XVIII el curioso autor de letrillas, seguidillas y pasmarotas salmantino, Diego de Torres Villarroel, utilizó el término en el sentido de "lelo, atontado, pasmado, atronado". Parece que el término desciende ... (ver texto completo)
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Así pues, lector amigo, que tienes en tus manos este libro, di conmigo esta breve oración que he compuesto ante el auge e incremento desmedidos que en nuestro tiempo están tomando la imbecilidad torpe y la malicia malsana: "Señor, haz que el rastro de luz que deja la maldad sobre el espíritu de los inocentes, deslumbrándolos durante un instante, sea fugaz como el del cometa que brilla un momento en la noche y ya no regresa jamás. Amén".

Madrid, noviembre de 1995
Pancracio Celdrán Gomariz."

Esta ... (ver texto completo)
El primer insulto que encontramos en el Libro de los Insultos de Pancracio Celdrán es este: Aborto ya que están escritos por orden alfabético. No sé vosotros, pero yo nunca he oído decir a nadie ABORTO, como insulto.

"Persona que llama la atención por su extrema fealdad. Producción rara, caprichosa o monstruosa de la naturaleza. Puede connotar merma intelectual que afecta a la inteligencia, en cuyo caso equivale a mentecato, necio total, que carece de seso, acepción no contemplada por el diccionario ... (ver texto completo)
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Mucho de cuanto la historia ha creado en forma de insulto, está aquí, lector amigo. Sonríe si te reconoces a ti mismo en alguna de estas voces, y pon remedio; y sonríe también, compasivo, si reconoces a alguno de tus vecinos, allegados o amigos que dejaron de serlo o siguen siéndolo, como yo hago ahora pensando en tantos como han pretendido hacerme daño sin conseguirlo ciertamente. No olvides que injuriar no está al alcance de cualquiera, y que a veces es cierto el dicho ciceroniano: Accipere ... (ver texto completo)
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Así pues, lector amigo, que tienes en tus manos este libro, di conmigo esta breve oración que he compuesto ante el auge e incremento desmedidos que en nuestro tiempo están tomando la imbecilidad torpe y la malicia malsana: "Señor, haz que el rastro de luz que deja la maldad sobre el espíritu de los inocentes, deslumbrándolos durante un instante, sea fugaz como el del cometa que brilla un momento en la noche y ya no regresa jamás. Amén".

Madrid, noviembre de 1995
Pancracio Celdrán Gomariz."

Esta ... (ver texto completo)
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Dice el autor del Prólogo de El gran Libro de los Insultos lo siguiente:
Encontrará el lector amigo en esta mezcla de inventario y diccionario histórico del insulto castellano, el calificativo para todo tipo de conducta miserable, mezquina y deshonrosa. Toda suerte de ladrones y maridos aparentemente engañados; chulos destemplados; soberbios montaraces; granujas
disculpables; pobres hombres arrinconados por la vida, que han hecho el ridículo a su pesar. Por aquí desfila, enseñando sus bilis ... (ver texto completo)
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Mucho de cuanto la historia ha creado en forma de insulto, está aquí, lector amigo. Sonríe si te reconoces a ti mismo en alguna de estas voces, y pon remedio; y sonríe también, compasivo, si reconoces a alguno de tus vecinos, allegados o amigos que dejaron de serlo o siguen siéndolo, como yo hago ahora pensando en tantos como han pretendido hacerme daño sin conseguirlo ciertamente. No olvides que injuriar no está al alcance de cualquiera, y que a veces es cierto el dicho ciceroniano: Accipere ... (ver texto completo)
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Y más negro pelaje es, aún, el de la ofensa que se centra en el honor, en la conducta, en el pensamiento, en el convivir, que retratan al individuo que abusa de sus semejantes, haciéndoles daño de forma gratuita; sujetos que para asomarse al otro lado de la valla y así sobresalir ellos, y para que los vean, se sustentan sobre las espaldas o los hombros de los demás, a los que luego ignoran e incluso zahieren. Es ahí donde sale a la luz lo más obscuro del hombre, su capacidad más granada para ... (ver texto completo)
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Dice el autor del Prólogo de El gran Libro de los Insultos lo siguiente:
Encontrará el lector amigo en esta mezcla de inventario y diccionario histórico del insulto castellano, el calificativo para todo tipo de conducta miserable, mezquina y deshonrosa. Toda suerte de ladrones y maridos aparentemente engañados; chulos destemplados; soberbios montaraces; granujas
disculpables; pobres hombres arrinconados por la vida, que han hecho el ridículo a su pesar. Por aquí desfila, enseñando sus bilis ... (ver texto completo)
Pero no es en esta limitación de las facultades del espíritu donde únicamente se ceba con su dura carga semántica la voz ofensiva, el término insultante, la palabra injuriosa. No es el mentecato, el bobo o el imbécil lo único que reluce. Es más: los insultos que apelan a la cortedad del ingenio, o carencia
absoluta de luces son los menos graves, por ser a menudo los más obvios; como también lo son seguramente los nacidos de la mitomanía o la necesidad de mentir. El animus insultandi hispánico se ... (ver texto completo)
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Y más negro pelaje es, aún, el de la ofensa que se centra en el honor, en la conducta, en el pensamiento, en el convivir, que retratan al individuo que abusa de sus semejantes, haciéndoles daño de forma gratuita; sujetos que para asomarse al otro lado de la valla y así sobresalir ellos, y para que los vean, se sustentan sobre las espaldas o los hombros de los demás, a los que luego ignoran e incluso zahieren. Es ahí donde sale a la luz lo más obscuro del hombre, su capacidad más granada para ... (ver texto completo)
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No hay lugar ni momento de la historia que no haya contado con un nutrido escuadrón, con una abigarrada tropa de memos, imbéciles, alelados, bobos, estúpidos y gilipollas, todos los cuales han hecho alarde a lo largo de sus vidas más que de su malicia, de su innata torpeza y limitación intelectual. A esa limitación de la razón alude la lengua alemana cuando habla del tunte; o el húngaro, cuando describe al bobalicón y palurdo, a quien denomina tandi. Los clásicos griegos se referían a los tontos ... (ver texto completo)
Pero no es en esta limitación de las facultades del espíritu donde únicamente se ceba con su dura carga semántica la voz ofensiva, el término insultante, la palabra injuriosa. No es el mentecato, el bobo o el imbécil lo único que reluce. Es más: los insultos que apelan a la cortedad del ingenio, o carencia
absoluta de luces son los menos graves, por ser a menudo los más obvios; como también lo son seguramente los nacidos de la mitomanía o la necesidad de mentir. El animus insultandi hispánico se explaya o acomoda mejor cuando se trata de ofensas o achaques, de improperios y agravios de otra naturaleza. El ingenio ibérico brilla y se luce cuando arremete contra el marido engañado, o se mete con el desviado sexual. Peor cariz toma el insulto que nace de creerse uno mejor que otro, o de creer a otro peor que uno; la peligrosa ofensa de connotaciones racistas o xenófobas, en que se tiene en cuenta el color
de la piel, los factores sanguíneos, la religión o la cultura. Siempre me ha sorprendido la forma de insultarse gravemente que tienen ciertas tribus bereberes, entre cuyos aborígenes cuando alguien quiere agraviar a otro le llama con asco haddad ben haddad, sintagma que en árabe no significa nada
particularmente grosero: "herrero, hijo de herrero"; sin embargo, la ofensa estriba en que el oficio descrito era sólo desempeñado en el sur de Marruecos, y el sahel u orilla del desierto por los indígenas del Sahara, despreciados como parias, a pesar de que también ellos eran seguidores del Profeta y observaban su ley, y la del libro sagrado del Corán. Tremendo cariz toma el alma de quien se complace en contemplar el escarnio ajeno, como apunta Juan de Zabaleta en su curioso librito El día de fiesta por la tarde, publicado a mediados de 1664, donde se lee: " ¡Oh dulcísimo sabor el del escarnio ajeno...! Gustamos de los defectos de los otros, porque parece que quedamos superiores a ellos...". ... (ver texto completo)
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Cuenta Melchor de Santa Cruz, en su Floresta Española, que cierto caballero que reñía con un hombre tenido por necio, dijo a éste cuando iba a darle en la cabeza con una maza de majar, que llaman majadero: "Tenéos, que sóis dos contra uno". Y Baltasar Gracián, en su Oráculo manual, asegura: "Son tontos todos lo que lo parecen, y la mitad de los que no lo parecen".
El refranero, por su parte, asegura como dogma de fe que cada lunes y cada martes hay tontos en todas partes. Y es verdad. Como ... (ver texto completo)
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No hay lugar ni momento de la historia que no haya contado con un nutrido escuadrón, con una abigarrada tropa de memos, imbéciles, alelados, bobos, estúpidos y gilipollas, todos los cuales han hecho alarde a lo largo de sus vidas más que de su malicia, de su innata torpeza y limitación intelectual. A esa limitación de la razón alude la lengua alemana cuando habla del tunte; o el húngaro, cuando describe al bobalicón y palurdo, a quien denomina tandi. Los clásicos griegos se referían a los tontos ... (ver texto completo)
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Como la Biblia afirma, en lo que a los tontos respecta, cada día que amanece el número de bobos crece, por lo que su número es infinito. El sabio rabino de Carrión, Shem Tob, en sus Proverbios morales, mediado el siglo XIV, se hace eco de esa misma realidad, y utilizando la voz "torpe" como sinónimo de
necio, afirma:

Que los torpes mil tantos
son (más) que los que entyenden,
e non saben en quantos
peligros caer pueden...
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Cuenta Melchor de Santa Cruz, en su Floresta Española, que cierto caballero que reñía con un hombre tenido por necio, dijo a éste cuando iba a darle en la cabeza con una maza de majar, que llaman majadero: "Tenéos, que sóis dos contra uno". Y Baltasar Gracián, en su Oráculo manual, asegura: "Son tontos todos lo que lo parecen, y la mitad de los que no lo parecen".
El refranero, por su parte, asegura como dogma de fe que cada lunes y cada martes hay tontos en todas partes. Y es verdad. Como ... (ver texto completo)
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La tradición hispánica, y su experiencia en relación con el amplio y complejo mundo del insulto, la singularidad de sus tontos, pícaros y mentecatos, bobos, truhanes y necios de todo pelaje, es numerosa y abundante en palabras y frases, en casos y anécdotas graciosas que han pasado a la historia no oficial, a la historia pequeña, menuda y popular. De esa riqueza extraeremos los insultos más sonoros y gráficos, más extendidos, populares antaño, algunos olvidados hogaño, todos exultantes de vida ... (ver texto completo)
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Como la Biblia afirma, en lo que a los tontos respecta, cada día que amanece el número de bobos crece, por lo que su número es infinito. El sabio rabino de Carrión, Shem Tob, en sus Proverbios morales, mediado el siglo XIV, se hace eco de esa misma realidad, y utilizando la voz "torpe" como sinónimo de
necio, afirma:

Que los torpes mil tantos
son (más) que los que entyenden,
e non saben en quantos
peligros caer pueden...
A partir de hoy os voy a ir "pegando" la Introducción del Gran Libro de los Insultos, escrito por Pancracio Celdrán Gomáriz, que espero os guste.

Introducción.

"El insulto, como de su etimología se desprende, es siempre un asalto, un ataque, un acometimiento.
Es término derivado de la voz latina assalire: saltar contra alguien, asaltarlo para hacerle daño de palabra, con claro ánimo de ofenderlo y humillarlo mostrándole malquerencia y desestimación grandes, y haciéndole desaire.
Debemos distinguir ... (ver texto completo)
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La tradición hispánica, y su experiencia en relación con el amplio y complejo mundo del insulto, la singularidad de sus tontos, pícaros y mentecatos, bobos, truhanes y necios de todo pelaje, es numerosa y abundante en palabras y frases, en casos y anécdotas graciosas que han pasado a la historia no oficial, a la historia pequeña, menuda y popular. De esa riqueza extraeremos los insultos más sonoros y gráficos, más extendidos, populares antaño, algunos olvidados hogaño, todos exultantes de vida ... (ver texto completo)