Compramos energía a futuro

ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Campos

Etapas del reinado
Isabel II subió realmente al trono en 1843, diez años después de la muerte de Fernando VII. Su reinado personal se prolongaría durante veinticinco años, hasta 1868.

Década moderada (1845-1854)

La llamada década moderada es el primer período de una época en la que un bloque oligárquico mantuvo el poder durante un cuarto de siglo sobre las bases de una particular concepción del Estado, y de una sociedad estructurada sobre la propiedad.

En 1845 los moderados lograron el poder. Isabel II encargó el gobierno a Narváez y Bravo Murillo. El Estado se reguló por medio de la Constitución de 1845, que establecía la soberanía compartida entre el rey y las Cortes, elegidas por un sufragio muy restringido (0,8% de la población). El Estado se organizó de forma centralista, y buscó su consolidación con el respaldo de una parte del ejército. En 1851 se firmó el Concordato con la Iglesia, en el que serían admitidas las desamortizaciones pero España se reconocía como Estaco confesional.

La labor de gobierno se completó con una importante labor legislativa que buscaba unificar el territorio y acabar con las múltiples particularidades. Los nuevos códigos civil (1844) y penal (1848) y la reforma fiscal (1854) igualaban las leyes y los impuestos entre todos los territorios. El gobierno controlaba las provincias a través de las diputaciones provinciales y los gobernadores civiles. Se reforzó la seguridad y se limitó la libertad de prensa.

Bienio progresista (1854-1856)

Los últimos años del período se caracterizaron por el autoritarismo de los gobiernos, que dejaron de convocar las Cortes. En 1854 se produjo el pronunciamiento de Vicálvaro, dirigido por O'Donnell, que puso fin a la década moderada.

La revolución de 1854 tuvo además una fundamentación ideológica que se recogió en el «Manifiesto de Manzanares», inspirado por Cánovas y orientado a conectar con los progresistas mediante una serie de concesiones políticas.

La reina, sin otra salida, ofreció el gobierno a Espartero, quien, apoyado por O'Donnell, lo ocupó durante todo el bienio.

Los nuevos gobernantes se plantearon la realización de una nueva Constitución, que no llegó a publicarse; además se puso en marcha un nuevo proceso desamortizador, con la Ley de Desamortización General, de Madoz (1855). En conjunto se pretendió ampliar la participación electoral y las libertades ciudadanas.

La segunda mitad del reinado (1856-1868)

El binomio Espartero-O'Donnell terminó en el verano de 1856 y O'Donnell, solo en el poder, tuvo ocasión de poner en práctica su propia solución de recambio: la Unión Liberal. Se volvía a pretender una vía política centrista que superara la oposición entre moderados y progresistas. Más que un nuevo partido, se trataba de un conglomerado de políticos oportunistas que tampoco conseguirían poner remedio al agotamiento del sistema.

Entre 1856 y 1868 se alternaron en el poder la Unión Liberal de O'Donnell y el partido moderado de Narváez. En su primer gobierno, O'Donnell restableció la Constitución de 1845 con un Acta Adicional que pretendía liberalizarla. De 1858 a 1863, O'Donnell presidió el más largo gobierno del reinado, cuya labor más interesante fue la política exterior: expediciones a Marruecos, Cochinchina y México.

Entre 1866 y 1868 la monarquía entró en una profunda crisis. En 1866 progresistas, demócratas y republicanos firmaron el Pacto de Ostende, donde acordaron la expulsión de los Borbones y la democratización de la vida política.

El 18 de septiembre de 1868, la flota al mando de Topete se sublevó en Cádiz. Un manifiesto, cuyo grito de guerra era Viva España con honra, recogía las razones justificativas del levantamiento. Junto a Topete figuraban personajes militares de máximo relieve como Prim y Serrano, encargado este de dirigir el avance militar hacia la capital. El movimiento, conocido como la revolución «gloriosa», se fue generalizando por el país y la reina optó por huir a Francia. ... (ver texto completo)
La guerra carlista

La primera guerra carlista (1833-1839)
La muerte de Fernando VII en 1833 precipitó la guerra entre los partidarios de su hermano Carlos, a los que se llamó carlistas, y los partidarios de la reina Isabel. Don Carlos fue apoyado por los partidarios del absolutismo (nobleza, clero, algunos campesinos) y la reina por los liberales (gran parte del ejército, burguesía y clases populares urbanas).

Los carlistas tuvieron fuerza en País Vasco y Navarra, donde había grupos antiliberales ... (ver texto completo)
En 1833 murió Fernando VII y le sucedió su hija Isabel, con solo dos años de edad. Ante la minoría de edad de la reina, actuó como regente su madre María Cristina.

En un principio, María Cristina intentó conservar las prerrogativas del poder absoluto frente al liberalismo. Sin embargo, la necesidad de obtener el apoyo de los liberales para defender los derechos sucesorios de Isabel II frente a su tío don Carlos, la obligó a una apertura política, con lo que poco a poco se abrió paso el sistema político liberal.

Se promovieron así acuerdos con los grupos más moderados del liberalismo para introducir reformas que no cuestionaran los fundamentos del absolutismo. Fruto de esta colaboración fue el Estatuto Real de 1834 elaborado en el gobierno de Martínez de la Rosa, en el que se negaba a las Cortes la iniciativa legisladora y se consideraba su convocatoria como una gracia real. Las prometidas reformas no llegaron a realizarse. Se sucedieron las revueltas ciudadanas desde el verano de 1835 y, finalmente, tras el motín de La Granja (1836) se aceleró la ruptura entre absolutistas y liberales.

En este contexto nació la Constitución de 1837, de espíritu liberal reformador, que desmantelaba definitivamente la estructura socioeconómica del Antiguo Régimen con la supresión de los señoríos y el diezmo, y la desamortización de las propiedades de la Iglesia (desamortización de Mendizábal); pero que evitaba las propuestas del liberalismo más radical haciendo compartir la iniciativa legislativa a las Cortes y a la Corona. En consecuencia, la Corona obtuvo más poder que en la Constitución de 1812 y el derecho al voto quedó muy restringido. ... (ver texto completo)
Consecuencias de la independencia
La pérdida de las colonias españolas en el continente americano agravó los viejos problemas políticos y fiscales de la monarquía absoluta. Afectó también a aquellas industrias y cultivos que durante años habían gozado en América de un mercado protegido. Esto sucedía precisamente en el momento en que otros países europeos avanzaban en el proceso de industrialización.

Las características sociales y económicas de los recién nacidos países americanos no variaron ... (ver texto completo)
Desarrollo del proceso independentista

San Martín entra en Lima, 1821
El proceso de emancipación de los territorios americanos siguió dos fases. En la primera España reaccionó en principio con medidas políticas: las Cortes de Cádiz definieron a la nación española como «la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios»; pero al volver a España Fernando VII se adoptaron medidas militares: en 1815 se envió un cuerpo expedicionario al mando del general Morillo que logró controlar, momentáneamente, ... (ver texto completo)
Antecedentes
El imperio que la monarquía española tenía en el continente americano había permanecido prácticamente intacto desde el siglo XVI. La independencia de la casi totalidad de estos territorios se produjo, sin embargo, tras un proceso muy rápido que apenas duró un decenio.

Causas internas

Desde Carlos III, la política reformista afectó también a las estructuras administrativas, políticas, económicas y sociales de las colonias, que experimentaron un considerable desarrollo. Sin embargo, la metrópoli mantuvo un sistema de pacto colonial que postergó el protagonismo de los criollos y mantuvo la economía colonial en una clara dependencia de los intereses metropolitanos.

Los graves conflictos que se vivieron durante las dos primeras décadas del siglo XIX en España facilitaron el triunfo de las fuerzas independentistas en los territorios americanos. Por un lado, la derrota ante los ingleses en Trafalgar (1805) supuso la ruptura del contacto directo entre la metrópoli y las colonias, con lo que los criollos americanos, principales protagonistas de la independencia, comenzaron a organizarse económica y militarmente para atender, además, el creciente intervencionismo británico. Por otro lado, en 1808, el vacío de poder que dio vida en España a las Juntas, se reprodujo en América a partir de los cabildos, especialmente, tras comprobar que el proceso reformador de Cádiz era solo para la Península, pues no se prestó atención a las demandas de los representantes coloniales.

Causas externas

En el desarrollo del proceso de independencia influyeron las ideas ilustradas y los ejemplos revolucionarios de Estados Unidos y de Francia, en los que algunos líderes independentistas, como Miranda, habían participado directamente.

Por otra parte fue fundamental el apoyo de Estados Unidos y de Gran Bretaña a la empresa independentista, por su interés en desplazar a España y sustituirla en el control político y económico del espacio americano. ... (ver texto completo)
«década ominosa» (1823-1833)
En este tercer período del reinado se dio paso a una política de moderación en la línea del reformismo ilustrado, con figuras políticas como Cea Bermúdez, o economistas como López Ballesteros, que, desde el ministerio de Hacienda, estableció el sistema de presupuestos anuales para controlar los gastos.

La oposición al nuevo gobierno fue doble:

Por un lado, el grupo de los más reaccionarios, denominados realistas, que consideraban que el rey hacía muchas concesiones a los liberales. Su principal objetivo era destruir la obra desamortizadora del trienio liberal y reponer el Tribunal de la Inquisición. Se aproximaron a don Carlos, hermano del rey, al que proponían como sucesor de Fernando VII, que no tenía herederos.
Por otro lado, los liberales más radicales, que protagonizaron varios pronunciamientos. Con la vuelta de la monarquía absoluta se instauró de nuevo una política de fuerte represión contra los liberales. No obstante, hubo intentos de reforma administrativa y una tendencia a la moderación progresiva de la política absolutista: amnistía, regulación de impuestos, etc.

Pero el reinado aún tenía que cerrarse con un grave problema: la sucesión. En 1830, estando la reina María Cristina de Borbón encinta, el rey Fernando VII promulgó la Pragmática Sanción, que anulaba la Ley Sálica por la cual se impedía la sucesión por línea femenina. Más tarde, nació su hija Isabel, la futura reina. Los partidarios de don Carlos se negaron a reconocer a la princesa Isabel como heredera. La muerte del rey dejaba abierto el conflicto sucesorio. En la práctica, lo que se planteaba era la lucha entre dos tendencias y dos mentalidades, la absolutista y la liberal. ... (ver texto completo)
División del liberalismo
El liberalismo se convirtió en una ideología de amplio apoyo social. Esta diversidad provocó la formación de dos tendencias, que no partidos: los moderados y los exaltados.

Los moderados buscaban un pacto con sectores respetables y propietarios de la vieja sociedad. Eran partidarios del respeto a la libertad de la persona y de la propiedad. Creían que la Constitución de 1812 debía ser reformada en sus aspectos más radicales. Así, consideraban que debía reforzarse el poder ejecutivo en manos de la Corona; limitar las atribuciones de las Cortes; establecer un Parlamento bicameral; y eliminar el sufragio universal masculino.

Los exaltados, por su parte, eran defensores de la Constitución de 1812. Querían acelerar y radicalizar las reformas y la revolución, para lo cual era necesaria la participación popular activa. Eran minoría en las Cortes, pero tuvieron una mayor presencia en los ámbitos locales urbanos. ... (ver texto completo)
El golpe de estado
Sabedor del apoyo con que contaba entre el brazo militar, la nobleza reaccionaria y la iglesia, el monarca no dudó en decretar la nulidad de la Constitución en mayo de 1814.

Se aprovechó el rey del fervor popular y la ignorancia del pueblo llano, que coreaba “ ¡Vivan las cadenas!”después de tan largo cautiverio en Francia, así como de la posición del clero reaccionario, amenazado por la desamortización y la abolición de la inquisición dictada por las Cortes de Cádiz.

Una ... (ver texto completo)
Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga, obra de Gisbert

Saber más

La masonería
Sociedad secreta cuya base ideológica estaba formada por los ideales ilustrados de la libertad, la igualdad y la fraternidad. Era de carácter internacional...
En 1814 con la derrota napoleónica, Fernando VII regresó a España encontrando apoyos sobrados para imponerse como monarca absoluto. El general Elío puso a su disposición el segundo ejército y un grupo de diputados le dirigió el ... (ver texto completo)
Convocatoria de las Cortes
En 1808, Napoleón llevó a la familia real española a Bayona (Francia) y provocó lo que se conoce como las abdicaciones de Bayona, por las que Fernando VII y Carlos IV fueron forzados a ceder el trono de España a José Bonaparte.

Las Juntas que surgieron a partir de mayo de 1808 se sentían depositarias de la soberanía nacional al considerar que las abdicaciones de Bayona habían sido un acto ilegal que había roto el pacto entre rey y pueblo y, por lo tanto, la soberanía ... (ver texto completo)
Los afrancesados

¡Por liberal!, de Francisco de Goya La Guerra de Independencia tuvo visos de guerra civil, pues una parte de las elites administrativas del país se postularon a favor del rey José I. Creían estos españoles en la buena fama del rey como administrador, y veían en él la única esperanza de regeneración del país. Cierto oportunismo político también debe ser tenido en cuenta: en el año 1808 nadie podía creer verdaderamente en una derrota de Napoleón en España.

El tratado de Valençay ... (ver texto completo)
Situación economica e internacional
Después de seis años de guerra, el país estaba arrasado tanto material como humanamente. Se calcula medio millón de muertos entre población civil, soldados y guerrilleros de entre una población de once millones de habitantes. La brecha económica con Inglaterra y Francia se amplió enormemente debido al parón industrial y al abandono de los campos por los campesinos que formaban la guerrilla. La industria textil catalana se vio especialmente afectada por la ausencia ... (ver texto completo)
El regreso de Fernando VII

Alegoría del regreso de Fernando VII La firma en 1813 del tratado de Valençay entre España y Francia pone fin a la Guerra de Independencia y restituye la corona a Fernando VII. El joven monarca, que ahora regresaba a España, no era un hombre con la preparación necesaria ni la voluntad para reinar en un país liberal.

La revolución política acaecida durante su ausencia lo obligaba a acatar las leyes dictadas por la nación soberana, tal como recogía la Constitución de ... (ver texto completo)
Crisis política de la monarquía
La monarquía comenzó el siglo XIX inmersa en un proceso de pérdida de credibilidad y de crisis de legitimidad. Derrotada en las guerras, era incapaz de garantizar la defensa del territorio. Sin los caudales de América, se cerraba toda posibilidad de reforma.

En este contexto de crisis se impuso entre los sectores privilegiados la idea de que la solución a todos los problemas era la eliminación de Godoy, la abdicación de Carlos IV y la entronización de su hijo Fernando. Se produjo, así, en marzo de 1808, el motín de Aranjuez. Godoy fue encarcelado y Carlos IV fue obligado a renunciar a la Corona a favor del príncipe Fernando. Al mismo tiempo, España, sometida a las injerencias de Napoleón, firmaba el Tratado de Fontainebleau (1807), que preveía el reparto de Portugal, aliado de Gran Bretaña, y autorizaba la entrada de los ejércitos napoleónicos en España.

El descontento procedía de distintos ámbitos sociales y políticos:

Sectores privilegiados de la Iglesia y de la nobleza eran contrarios a la política de Godoy de fortalecimiento de la voluntad real y de medidas fiscales que cuestionaban los derechos de estos grupos.
Algunos escritores y políticos difundían clandestinamente una literatura cercana a los presupuestos ideológicos de la Revolución Francesa.
En algunas ciudades y pueblos se produjeron movimientos de oposición al absolutismo que, aunque fallidos, no dejaron de inquietar a las autoridades.
El malestar popular se tradujo en motines de subsistencia y conflictos agrarios contra el pago de derechos señoriales, que jalonaron los años finales del siglo XVIII y primera década del XIX. ... (ver texto completo)