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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Un paseo por el rio
Foto enviada por Qnk

Desde aquel día Raya Rota y los indios Oglales han aprendido que para merecer los favores del Gran Espíritu es necesario el esfuerzo personal, en caso contrario es mejor no pedir nada y que si los espíritus regalan alguna cosa hay que agradecérselo.
La roca no le hizo caso y Raya Rota se entristeció mucho por su comportamiento
El indio volvió delante de la roca y pidió y pidió que le ayudase.
Raya Rota comprendió que la roca le había castigado por no cumplir con su palabra.
Con este pensamiento, el indio volvió a la roca y le cogió la manta. Después emprendió el camino de vuelta con la manta a sus espaldas. Al llegar observó que el bisonte había desaparecido y al fuego le quedaba muy poca leña.
Al poco rato comenzó a llover y a hacer mucho frío. Calado hasta los huesos el indio dijo: “ ¡qué estúpido he sido al darle mi manta a la roca. La roca puede aguantar el mal tiempo sin peligro, mientras yo me puedo morir por la humedad y el frío!”.
El indio volvió a su casa y al llegar se encontró con un bisonte. Raya Rota le arrancó la piel, la puso a secar y a continuación puso la carne a asar. Pero el indio había cogido poca leña y el fuego no era suficiente para un animal tan grande.
- Te daré mi manta. Pronto lloverá y con ella estarás cubierta.
La roca parecía dudar y entonces el indio le dijo:
- La cuerda de mi arco se ha roto. Necesito piel de bisonte para hacerme una. Si me proporcionas un bisonte tendrás mi agradecimiento.
- ¿Aún no has arreglado tus armas para cazar? –dijo la roca.
Era un animal muy pequeño y me ha durado poco tiempo.
- ¿Qué has hecho con el ciervo que te di?
- Tengo hambre, mucha hambre. ¿Podrías darme un poco de carne? –le dijo el indio.
Al cabo de unos cuantos días volvió a tener hambre y pensó: “Volveré a la roca y le pediré que me dé comida”.