¡
Socuellamos! ¡Socuellamos! Cuantas veces mis pequeños piés corrieron tus
calles, cuantos
amigos se fueron de aquellos que me acompañaban, los porfirios, los galianas, los agrazes, cuantas veces sus acequias eran el alivo de nuestros calores en
verano, el
teatro Cervantes, su "bodeja vieja", testigo mudo de nuestros infantiles
juegos, hoy ya, páginas de una sencilla
historia, viví la alegria de este entrañable
pueblo, antes de nuestra "incivil" guerra, fuí testigo de ella, y de su posguerra me quedaron
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