En cada
primavera, en cada
San Isidro, los
campos se engalanan tapando
sombras, de
música de fondo el canto de los pájaros protegiendo sus
nidos y el aire oliendo a limpio, a perfumes de
flores y plantas aromáticas, pero también a ausencias...
Después de tantos años, la vida sigue y sigue con su ritmo monótono, aunque dejando huellas, silencios, vacíos que de alguna manera quisiéramos llenar; por eso cada año quiero rendirte
homenaje, porque aún me queda memoria, la mejor herramienta que abastece
... (ver texto completo)