CALZADA DE CALATRAVA: Luis: (que por cierto no se quien eres, pues "luises"...

LA GENERACIÓN DEL 65 (I)

Con el genérico nombre de Generación del 65, nos vamos a referir a los hombres y mujeres que nacieron a lo largo del año 1965 en la localidad de Calzada de Calatrava (C. Real) y de poblaciones adyacentes. Estudiaron en el Instituto de Enseñanza Secundaria “Eduardo Valencia” de Calzada. Esta Generación, como otras próximas, conoció la plena escolarización obligatoria de todos los alumnos que asistían a la Educación Primaria, entonces llamada Educación General Básica.

Retrocediendo a la niñez, los tiempos de esta generación se ocupaban preferentemente en juegos infantiles donde la calle adquiría un protagonismo casi absoluto y se convertía en el escenario de actividades como: La Pelota Corría, La Bardilla descuidá, ¡Bote, bote por…!, Carrera de Palillos en el agua, Corta-Hilos, El Aro, El Clavo, El Mocho, El Pañuelo, El Pillao, El Trompo, Esconde Correa, La Gata Paría, la Rapa, Los Recortables, Los Partidos de Fútbol en las Eras, La Cebolla, El juego de las Chapas, La Comba, etc. Las casas estaban encaladas, no había agua corriente ni cuartos de baño. No había recogida de basura municipal y cada casa tenía su estercolero particular, donde se hacían las necesidades menores y mayores. Los niños y mayores, se bañaban una vez a la semana en un barreño de latón de cuerpo entero. Pocas personas podían irse de vacaciones. En la época de la vendimia se asaltaban por la parte de atrás los carros y galeras tirados por yuntas para coger un racimo de uvas. Se vestía pantalón corto hasta los 14 años; y se jugaba mucho a los futbolines en la Plaza de España de Calzada, que eran propiedad de un tal Isabelo.

Los nacidos en el año 1965, como los demás de la década de 1960, formaban parte de las pletóricas generaciones que se caracterizaron por su gran natalidad. Por este motivo, no era extraño que las familias y las escuelas estuvieran a rebosar de abundante chiquillería que tomaban la calle para esparcir sus deseos de juego y de esparcimiento. Contribuía a ello el hecho de que el parque automovilístico y los medios técnicos de diversión como la radio, la televisión y más tarde el mundo de la informática; eran escasos o sencillamente no existían.

1. EDUCACIÓN

En cuanto a la educación recibida hay que decir que era estricta, siempre acompañada de la vara y de los castigos corporales. Era normal que los padres se quitaran la correa del pantalón para reprender a los hijos y encerrarlos durante horas en un cuatro oscuro. El maestro acompañaba su enseñanza con frecuentes castigos físicos. Al que se pretendía reprender se le ponía de rodillas con un tomo, en cada mano, de una Enciclopedia; y si doblaba el codo vencido por el peso, se le daba con una varilla de madera en el mismo para que lo enderezara. También en los primeros cursos de la E. G. B al niño se le ponía agachado, haciendo el borriquito; acto seguido se le bajaba los pantalones y se empezaba a palos con él, porque se había portado mal o no se sabía la lección. Se daban guantazos en la cara y capones en la cabeza con verdadera maña y saña. Si un alumno o alumna no sabía resolver un problema de matemáticas, se le cogía del cuello o por el occipital de la cabeza, y se le daban golpazos contra la pizarra para que se enteraran mejor; y los números físicos entraran por la frente, y de allí, al cerebro. Otro castigo consistía en que el alumno hiciera el huevo con los dedos de la mano, y el maestro le propinaba buenos regletazos con una vara o una regla de medir vieja.

Cuando dos alumnos salían a la pizarra y no sabían resolver la pregunta del maestro, éste los cogía de un brazo a cada uno o les empujaba por la espalda, haciéndoles chocar; para que sacaran la solución de su mollera y fueran más avispados la próxima vez. En otras ocasiones, al alumno reprendido se le tiraba de la patilla del pelo hacia arriba o de una oreja para que se estuviese quieto. Incluso llegó la ocasión en que si el alumno era muy travieso e hiperactivo y no había medios de que se portara bien, se cogía una goma vieja de butano, y empezaba el maestro a propinarle golpes por todo el cuerpo para que se calmara y volviera a la normalidad. Además, los alumnos y alumnas veían normal estos castigos e iban al campo a coger buenas varas y verduguillos para regalárselas al maestro o maestra, con la creencia de que no serían castigados cuando ellos mismos tuvieran que ser reprendidos por algún motivo.

Los padres mostraban una casi total conformidad con estos métodos expeditivos. Además, si al padre le llegaba a sus oídos que su vástago/a había sido castigado por su maestro/a, le dejaba sin salir a la calle, le suspendía la paga del domingo; o sencillamente se liaba a darle guantazos o se sacaba la correa del pantalón y empezaba a correazo limpio con él/ella. De esta forma, el padre lo reprendía para que no volviera a cometer ninguna falta de indisciplina y se aplicara más en los estudios. Rara vez los padres iban a dejar o a recoger a los niños a la puerta del Colegio; normalmente ellos/ellas iban solitos y volvían a su casa. Los padres estaban muy ocupados en sus quehaceres diarios y no tenían tiempo de llevar a sus vástagos; y menos aún, traerles las carteras con su material escolar. Decían que se tenían que despabilar pronto. Un chaval con 12 o 14 años no solía trasnochar y ¡Ay de aquél que se le ocurría llegar tarde, pues le esperaba la correa del padre o guantazos a mansalva!

Con estos precedentes, el famoso eslogan de ¡LA LETRA CON SANGRE, ENTRA!, era perfectamente aplicable a aquellos chicos y chicas de toda la década de 1970. Así, no era extraño que manifestaran un verdadero temor y respeto por todo lo que significase autoridad local (padres, maestros, guardias civiles, alcaldes, concejales, sacerdotes, trabajadores de Banca, serenos, personas mayores, etc.). Tal era la forma de educación de los entonces niños de esta generación del 65. Sin embargo, lo curioso es que se aprendió y se formaron con conocimientos útiles para su intelecto y para la vida; quizás por la cuenta que les traía…

Los hogares eran, en líneas generales, estrechos desde el punto de vista económico y no se disponía de mucha ropa, juguetes, calefacción central o de unos muebles mínimamente confortables. Cuando sintonizamos por las pantallas de televisión la famosa Serie de ¡Cuéntame cómo pasó!; muchos integrantes de esta generación nos sentimos retratados cuando aparece el Seat 600, el pelo largo, los acontecimientos políticos de la década de 1970, la televisión en blanco y negro, los pantalones anchos de campana, los juegos en la calle, el miedo a padres y profesores, los flirteos entre chicos y chicas, y demás andanzas de los protagonistas. Tan sólo nos diferencia el dato de que la Serie televisiva se desarrolla básicamente en el medio urbano y no en el rural, como los habitantes de Calzada y de las poblaciones adyacentes que estamos tratando.

Partiendo de estos precedentes, los alumnos de las localidades de Aldea del Rey, Belvís, Calzada de Calatrava y Granátula de Calatrava que estudiaron en el Instituto de Enseñanza Secundaria “Eduardo Valencia” de Calzada de Calatrava (C. Real) durante los años 1979 a 1983; decidieron recordar viejos tiempos y reunirse para celebrar la Comida 25 Aniversario el día 13 de Diciembre de 2008. Dichos estudios constaban de tres cursos de Bachillerato, al cabo de los mismos se obtenía el Título de Bachiller Superior más un Curso de Orientación a la Universidad (C. O. U), que daba acceso a la Universidad. Esta modalidad de Enseñanza Secundaria se basaba en la Ley General de Educación de 1970 que fue impulsada por José Luis Villar Palasí, ministro de Educación español desde 1969. Esta ley estableció la enseñanza obligatoria hasta los 14 años con la EGB, Educación General Básica, estructurada en dos etapas. Tras esta primera fase de ocho cursos el alumno accedía al BUP, Bachillerato Unificado Polivalente, o a la entonces creada FP, Formación Profesional.

Continua...

Buenas tardes Andres:
he subido una foto del I. E. S. Eduardo Valencia a la sección de fotos, por aquello de los recuerdos, pero personalmente yo no recuerdo esa "violencia" que decis existía entre los profesores y padres en cuanto a la educación. Yo te aseguro que era bastante travieso, soy algo más mayor que tu (de la quinta del 54) y de verdad al que temía era a D. Cosme (el practicamente) cuando tenía que ponerme alguna inyección.

Luis: (que por cierto no se quien eres, pues "luises" hay muchos en Calzada, pero aqui nos permiten ser anónimos...)
Yo no soy el autor del la noticia y por tanto de esos comentarios de "la violencia". Solo las pongo aquí por si alguien está interesado en leerla.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Andres:
Mi nombre es Luis Fernando Caballero Jurado y espero conocerte algún día ya que soy unos de los muchos manchegos que tuvimos que emigrar en los 60 y que añoramos donde vivimos nuestros primeros años.
Mis padres fueron maestros en el pueblo durante muchos años y no conozco, salvo hechos putualisimos, donde los maestros o profesores educaran tal y como tu recoges en esa noticia.
Un saludo
Luis F. Caballero Jurado


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