Desde
Madrid, le doy mi corazón a
CANTABRIA, que es la tierra de mis mayores y la ilusión de mi vida, y añoro y suspiro por volver a estar en ella, al punto que cuando en mi
coche voy llegando a esa bendita tierra, tanto por la ruta de Aguilar o el
Puerto del
Escudo, la saludo como a una novia diciéndole ¡Hola, Cantabria, ya estoy aquí! ¡Te quiero!. Y ahora digo:
¡Viva Cantabria y sus Gentes, sus
pueblos y sus Lugares, que sin ella no sabría vivir!