TEJINA DE LA LAGUNA

Habitantes: 10.000  Altitud: 200 m.  Gentilicio: Tejinero 
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Situación:

Tejina es un pueblo costero del nordeste de la isla de Tenerife (Canarias, España). Según fuentes del Instituto Canario de Estadística a fecha de enero de 2007 cuenta con casi 10.000 habitantes.

Junto con Valle de Guerra, Bajamar y Punta del Hidalgo constituye una pequeña comarca. Limita con el municipio de Tegueste, dándose la peculiaridad de que éste se encuentra circunscrito por el de La Laguna. La principal actividad económica de la localidad es la agricultura y la industria que se deriva de ella. Cuenta con dos colegios de Educación Primaria, el Colegio Princesa Tejina y el colegio San Bartolomé, un instituto, el IES Antonio González, un pabellón, una cámara agraria, varias cooperativas agrícolas, un centro médico, un ambulatorio y cinco sucursales bancarias, así como empresas y comercios de distinta índole.

Dentro de la cultura destacan sus Fiestas Patronales dedicadas a San Bartolomé, bajo el nombre de Fiestas de los Corazones (en las que participan tres corazones: el Pico, calle Arriba, calle Abajo), declaradas bien de interés cultural con categoría de ámbito local por el Cabildo de Tenerife. La música es otra actividad de mucho arraigo en Tejina y destaca la Asociación cultural San Sebastián donde reside la Banda de Música. Esto convierte a Tejina en el núcleo económico-empresarial y cultural de la zona, a pesar de los graves problemas de ordenación urbana, tráfico y otros servicios, en vías de posible solución.

Ayuntamiento:

Tuvo Ayuntamiento desde 1812, según Real Cédula de los Reyes Católicos, hasta 1850.

Monumentos:

Iglesia de Tejina

Fiestas:

Los corazones, Bien de Interés Cultural

El Patrimonio Histórico de Canarias cuenta con uno de los Bienes de Interés Cultural del que se siente orgulloso el pueblo de Tejina:

La Fiesta de los Corazones de Tejina, que nace en la segunda mitad del siglo XiX hasta convertirse en la actualidad en una gran manifestación de la identidad popular.

En Tejina, la curiosa manifestación de la Librea y la octava del Corpus con sus ramajes, arcos y motivos florales en el día de su patrono, San Bartolomé, el 24 de agosto, a pesar de las prohibiciones eclesiásticas de confundir ambos cultos, se tradujo en la segunda mitad del siglo XIX en la desaparición paulatina de la Librea y en el renacimiento de los últimos a través de sus arcos de corazones frutales, que constituyen hoy su símbolo más característico.

Al poco de celebrarse, los corazones consiguieron un arraigo sorprendente. La Fiesta fue asumida al unísono por los tres núcleos de población; esta simultaneidad en la adopción de una costumbre es difícilmente explicable de no mediar un antecedente de características similares, una tradición precursora que legitimara el nuevo uso. Esta parece apuntar hacia la popular costumbre del arco enramado.

Portan los corazones a hombros los varones del barrio. El cortejo lo abren seis niños y los cierra la parranda. Al llegar a la plaza de San Bartolomé se procede al izado de los corazones. Cada corazón, desde antiguo, tiene asignado un lugar en la plaza. Al encarar la plaza, y una vez en ella, asistimos al momento culminante de la escenificación: cada barrio reafirma su espacio ritual en la plaza y el pique estalla violentamente. Los corazones permanecen colgados durante el domingo y parte del lunes. La tarde del lunes, un joven trepa por la estructura y tira la fruta a una multitud. La fiesta culmina con la quema del Haragán, muñeco de trapo, emblema del vago, que poco puede aportar en un pueblo campesino.

La simbología del corazón puede asimilarse con el apego al terruño, como algo profundo e interior que permanece en el espíritu del hombre del campo.

Historia:

El nombre de Tejina proviene de una princesa guanche llamada así. Sus dominios eran todo el territorio que iba desde el mar hasta Tegueste. Tejina siempre ha sido un pueblo dedicado a la agricultura, aunque también a la pesca y la ganadería. Tras la conquista, se asentaron las primeras familias en Tejina para explotar sus tierras ya que eran muy buenas para la agricultura.