Como vallera, también nieta de pescador, opino que La Barranquera podría ser un lugar mucho más cuidado y acogedor para los propios vecinos. Pero no podemos echar todas las culpas del estado actual del lugar a las personas que vivían de la
pesca y no tenían otros recursos; vivían en alguna
cueva adaptada como vivienda, viéndose muchas veces obligados a desalojarla deprisa y corriendo con niños pequeños y enseres de primera necesidad para ponerse a salvo cuando el
mar entraba a cualquier hora del
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