Soy tinerfeña, llevo un par de años viviendo en
barranco hondo, cuando llegue en un principio me dije, dios mio en que
pueblo te metiste, lleno de marujas, pero con el tiempo he aprendido a valorar tambien otras cosas, sus vistas, ese magico
mirador del picacho y porque no decir, oye hasta existe calidez entre esta gente, me encanta ir por esas
calles y todo el mundo te conoce y todos tte saludan, pues tampoco se esta tan mal.