Eneka le dijo a mi hermana que las ilusiones no son un sintoma de locura sino de salud fisica y mental, y le hablo de jardineria y de historia, y le explico que habia estado casado con Clio, una de las nueve musas, y mi hermana sentia muchas ganas de reir, pero no podia hacerlo porque estaba en el dia del entierro de nuestra madre, y se contenia, y Eneka le dijo que ella podria ser tambien una de las nueve musas, quiza Caliope, protectora y animadora de la poesia epica, o Erato, a quien correspondia la inspiracion de la poesia erotica, o bien Euterpe, salvaguarda de la poesia lirica, y mi hermana se emociono mucho con aquellas palabras de mi amigo Eneka, el jardinero del palacio azul de los ingenieros belgas, y le dijo, me quedo con Caliope, porque me gustan las aventuras, y en aquel corredor, frente a la lluvia de mayo, la tarde del entierro de mi madre, era como si el mundo entero fuera flores y miradas y palabras amorosas. Desde aquel dia, mi hermana, para el jardinero Eneka, fue Caliope, una de las nueve musas.
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