Cuando llego aquí, se me ilumina el alma, todo se encontraba en esta calle, dabas unos cuantos paseos por la general, desde aquí a la oficina del carbonero, y siempre encontrabas amigos, los domingos era ideal, teniamos la sala de juegos, ibas a poner discos y jugar al fúbolin, el cine Maxi, de niña costaba 4 pts, a mí me daban 5 pts, cuatro para el cine y una para gastar, habia unos carruchos en la plaza, dos, que tenian todo colgado fuera, prismáticos, botijos, muñecas combas, todo de plastico de colores cacharrinos pa jugar a la mamá, yo todo lo queria para luego con las amigas jugar, comprabamos, chufas, pan de higo, regaliz, ronchitos, pastillas de leche de burra, collares de bolas de colores, es como si ahora lo estuviera viendo, la verdad que con una peseta comprabas bastantes chuches, luego ya abrió el paraiso del niño, y casa braulio, y paseo, arriba y abajo, en el cine era de traca, hablabmos y cuando peligraban los buenos y los iban a salvar dabamos taconaños, gritabamos, lo viviamos como si fueramos protagonistas, era la función de las tres, habia tambien gallineru que si ibas era más barato y tenias más para chuches, luego a las 7 o así para casa pues eramos pequeñajos, luego ya con 16 empezabas a querer ir al Dakar, pues yo al Danubio ya habia cerrado, a los guateques en la casa del pueblo, antiguo segunda enseñanza, que poniamos discos y bailabamos, entrar al Alamo al principio nos daba verguenza, y unos años más a Blimea, Somar, me acuero que la pista de Blimea costaba 30 pts, a las chicas, sin derecho a consumición, bueno a ver si alguien se anima y cuenta, esto si lo contara Tete, lo hacia más ameno, pero se hace lo que se puede, la verdad que el carbonero cuanto nos valia para movernos por la cuenca y ampliar territorio, pues de aquella, pocos chicos tenian coche. un Beso de Belén
