POLA DE LAVIANA: Los pabellones de Gargallo son cuatro y se alinean...

Los pabellones de Gargallo son cuatro y se alinean en forma de L; también eran llamadoss los de los "Ferroviarios", porque en el primero de ellos habitaban las familias de trabajadores del tren de Langreo.

Entre el Barrio de Blancanieves y éstos, quedaba un amplio patio donde los niños podían jugar, siendo controlados por sus madres desde las ventanas de las cocinas.
Los primeros años los mineros almacenaban el "vale" de carbón mensual, en grandes cajones hechos con más o menos maestria, de tablas y chapas de latón. Unos años después se construyeron unas pequeñas, pero útiles carboneras, ubicadas en el lateral limítrofe con el Barrio de Blancanieves. En las mismas solían guardar también las bicicletas que les servían para desplazarse diariamente hasta el lugar de trabajo en el Pozu Carrio, Coto Musel
, Fradera ó alguna otra empresa minera.

Salvo los Ferroviarios, el resto de padres de familia solían ser mineros.
La mina formaba parte de nuestras vidas, de nuestras conversaciones y marcaba y regía todos nuestros destinos.
El "Turullu" del Sutu (que era una sirena que avisaba de los turnos de trabajo) marcaba nuestro horario diario. El turullu de las ocho de la mañana, de las doce del mediodía y de las cinco de la tarde.

Desde pequeños solíamos tener las escombreras del Cantiquín y del Sutu, como lugar de juego. Y los bosquecillos de rivera del río Nalón cercanos a les Sinariegues, El Sutu ó Carrio, era nuestro lugar preferido, donde consstruiamos "chavolas", jugábamos a los indios, buscámbamos nidos ó echabamos alguna guerra, contra el enemigo (que no era, sino otra pandilla de niños de algún barrio vecino)

En los frios Inviernos, solían congelarse los charcos del patio, formando un grueso cristal de hielo que, a veces, resultaba difícil quebrarlo a taconazos con las botas chirucas. Otras veces, te sorprendía la mañana con el blanco manto de la nevada nopcturna y, a pesar del frío, sentías una especie de alegría y emoción al abrir las contraventanas y tras limpiar el vaho del cristal aparecían los "trapos" blanquecinos de la continua nevada.
Hubo días que se suspiendieron las clases en la escuela, por no poder asistir muchos niños que habitaban en lugares, algo más alejados del centro.