Hasta hace poco tiempo, todas las
casas de la
cuenca minera tenían cocina de carbón. La empresa minera entregaba a los mineros (creo recordar) cinco sacos de carbón en
Verano y siete sacos en
Invierno.
En torno a este hogar se reunía toda la
familia en los fríos días de Invierno y la madre cocinaba ricos potes asturianos.