OVIEDO: CARÁCTER Y COSTUMBRES. El asturiano es robusto y sufrido,...

CARÁCTER Y COSTUMBRES. El asturiano es robusto y sufrido, firme en sus propósitos y amigo del trabajo, si bien le emprende no con mucha actividad y energía. Vive sobriamente, y su honradez y lealtad se han hecho proverbiales: ama con entusiasmo su pais y se complace con los gloriosos recuerdos de sus antepasados. Tiene talento é imaginación y naturalmente pensador, manifiesta grandes disposiciones para las ciencias abstractas, aptitud y destreza para las artes mecánicas, facilidad en concebir y profundidad en sus conceptos. Rodeado de tradiciones y recuerdos históricos, no se dará un paso en sus montañas sin tropezar con una memoria respetable de sus mayores. Cuando estos restos de una civilización ya muy distante de la nuestra se examinasen con aquel espíritu investigador, que sabe arrancar al tiempo y al olvido sus arcanos, nos descubrirían muchos usos rurales y de la vida doméstica, los juegos, las creencias y vanas observancias; una parte en fin de la sociedad tal cual existía en los siglos trascurridos desde el XII al XVI. Los dichos satíricos y cantares campestres del aldeano de Asturias nos recuerdan todavía el humor maliciosamente festivo del arcipreste de Hita. En aquellos l. menos relacionados con las grandes pobl., aun hoy las ofrendas y plañideras de los funerales, la solemnidad y ceremonia de las bodas, la reparación de los daños ocasionados por los ganados, los contratos, el vestido de las viudas, las juntas del vecindario á campana tañida, y otros muchos usos, tienen un comprobante de su antigüedad y descendencia en las cartas-foreras y leyes municipales, que desde D. Alonso VI recibieron de aquellos reyes los pueblos de Castilla. El idioma vulgar del pais, conocido entre sus naturales con el estraño nombre de bable, es con corta diferencia el mismo que hablaban D. Alonso X. Berceo y Segura: menos apartado de su tipo primitivo que los otros dialectos derivados del latino y conservando el carácter de sus antiguos orígenes, llamo ya la atención de Jovellanos, no como objeto de una vana y estéril curiosidad, sino como un estudio importante para la historia de la lengua, para la restauración de muchas de su voces ya perdidas, para fijar la etimología de un gran numero de las usuales, y para investigar la índole y cultura, las vicisitudes y variaciones de los pueblos, que nos han precedido. En los toscos relieves de algunas fáb. anteriores al siglo XIII tenemos una imagen de las cacerías de aquella época; así como las esculturas informes de Sta. María de Naranco, San Pedro de Villanueva y la Lloraza nos representan los trajes que entonces vestían nuestros antepasados. Y estas pobres é ignoradas igl. y las de San Miguel de Lino, la Cámara Santa de Oviedo, Villardoveyo, Amandi, Valdedios y otras muchas que se construyeron desde el reinado de Don Ramiro I, todavía bien conservadas, son hoy un curioso testimonio del estado de las artes en aquellos tiempos: solo con el examen de estos sencillos monumentos puede conocerse aquel género de arquitectura empleado, en la Monarquía restaurada desde mediados del siglo VIII hasta principios del XIII: sucediendo esta singular construcción á la greco-romana, entonces ya olvidada y corrompida, fue la precursora de la gótica-gentil, y con un carácter propio, que la distingue de todas las demás, robusta y sencilla como los pueblos que la emplearon, no sin razón fue llamada por Jovellanos arquitectura asturiana.
* Diccionario geográfico–estadístico-históri co de España y sus posesiones de Ultramar. Pascual Madoz, 1848.