La
historia de Noval llegó a
España convertida en mito del patriotismo y el sacrificio en una campaña
militar rechazada por muchos. Sus exequias se celebraron el 19 de abril de 1910 en la
catedral de
Oviedo y le fue concedida, a título póstumo, la
cruz de segunda clase de la Orden Militar de
San Fernando. Por doquier se constituyeron comités más o menos espontáneos para rendirle
homenaje. Oviedo le dedicó una
calle y se levantaron
monumentos a su recuerdo en la ciudad de Oviedo, se colocó una
placa en su
casa natal y se alzó una
estatua sobre su tumba, ambas, obra de Víctor Hevia Granda. 23 También otras ciudades españolas le rindieron homenaje, como el
monumento erigido en 1912 en la
plaza de Oriente de
Madrid, obra del
escultor Mariano Benlliure. Otros proyectos no llegaron a ser realidad, como el del monumento en bronce diseñado por Vicente Navarro y Francisco Mareo y promovido por los universitarios valencianos, que no se materializó al no lograr los fondos necesarios. 4 Por su parte, literatos como Francisco Jiménez Campaña, 5 Julio Sánchez Godínez6 o
León Castillo7 le dedicaron obras dramáticas.
Para algunos autores, la importancia dada a la historia del cabo Noval fue en gran parte la respuesta dada por los partidarios del africanismo a los acontecimientos de la Semana Trágica, que había tenido en el descontento por la guerra de
Marruecos una de sus principales causas.[cita requerida]
El acuartelamiento, sede del Regimiento de Infantería «Príncipe» n.º 3 perteneciente a la Brigada «
Galicia» VII, ubicado entre los municipios de Siero y Noreña (
Asturias) lleva el nombre de «Cabo Noval». También existe una calle en
Melilla con su nombre, en el
barrio Isaac Peral, popularmente conocido como «El Tesorillo», así como una avenida en el municipio gaditano de Sanlúcar de Barrameda, una calle en las ciudades valencianas de Alcira y Navarrés, y otra en la ciudad de Logroño.