Siempre que he estado en Oiedo he isitado elNaranco y me he extasido ante las maraillas arquitectónicas de
Santa María del Naranco y
San Miguel de Lillo: en esas labradas
piedras e enuntra lo más genuino e ´ntimo de nuestra
historia. También suelo isitar La Cámara Santa, no sólo por los teotos de incalculble maizal que uarda, sino porque no me canso de conmplar las dos cuces: La de los ágeles y la de la Victoria: poséen un madnetismo muy especial, creo que todo ciudadano de este pís debería contemplarlas
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