Nosotros los Rivero. "
Oviedo es una ciudad dormida.
Por las
calles, estrechas y empinadas, del Oviedo antiguo, envueltas, de ordinario, en espesa
niebla, corre un sueño de siglos. Las moradas humildes, de paredes desconchadas por la humedad, se aprietan entorno a los
palacios y caserones con
fachadas de
piedra renegrida. Unos y otra parecen dormitar constantemente en un dulce letargo. El gris plomizo del
cielo ampara el plácido sueño de la ciudad, y la niebla, que la envuelve celosamente, amortigua
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