Nuestra
historia, la historia de OURE, (castellanizado
ORE), se pierde en el tiempo. Comienza en la existencia de un castro en la cumbre del
monte del mismo nombre; es el punto de partida de nuestro origen. Al estar sin escavar –sin datar- no sabemos de qué fecha puede ser. Quizá serían los
romanos quienes lo construyeron o, quizá los albiones, anteriores a los romanos, que también pisaron por aquí. Unos u otros, fueron, sin duda los primeros pobladores.
Los romanos, nos dejaron huellas de su estancia en estas tierras: restos de excavaciones mineras para la extracción de oro y hierro. Aún conservamos topónimos que les podemos atribuir como La
Mina y La Ferreirona donde tendrían una ferreiría para transformar el mineral en utensilios. Ya no quedan vestigios, pero es que han pasado más de dos mil años…
En este
pueblo también ha existido un cenobio, pequeño
convento o
monasterio con varios monjes que se dedicarían a la vida contemplativa, a la oración y al cultivo de la tierra. Existió hasta el siglo X, hace más de mil años.
Tampoco quedan restos ni sabemos de su ubicación aunque todo hace pensar que sería muy cerca de la actual
capilla de Covadonga.
Más recientemente tuvieron gran importancia la explotación de las canteras de
piedra, principalmente la conocida como la Canteirona, de la que se exportaron
piedras para la construcción de
edificios en toda la comarca y de lo que el pueblo se beneficiaba económicamente.
Nuestros antepasados nos dejaron un importantísimo legado etnográfico de
hórreos y
paneras -cerca de 50-, al que damos poco valor. Otros
pueblos con menos cantidad se dan mucha importancia. También nos dejaron
arcos de piedra,
pozos de
agua,
fuentes…fornos de cocer el
pan… Un gran valor…de cientos de años de trabajos.
También tenemos otro valor etnográfico por su
tradición y popularidad: La
Cruz, La Cruz de Ore, en torno a la cual existe una interesante leyenda popular. Es una seña de identidad.