Palacio Morata, ZARAGOZA

Situado en el Coso zaragozano, encontramos al palacio de los Condes de Morata, palacio de los Luna, palacio de los Gigantes, palacio Real o palacio de la Audiencia. Declarado Monumento Nacional el 3 de junio de 1931 y Bien de Interés cultural en el año 2002.

El 7 de diciembre de 1551 don Pedro Martínez de Luna y su esposa doña Inés de Mendoza contrataron a los canteros Juan de Albistur y Juan de Amézqueta para realizar el zócalo de la fachada de su nuevo palacio en Zaragoza. La piedra para este zócalo fue proporcionada por el cantero de Épila Juan de Vidaina, utilizándose también restos de la antigua muralla.

El edificio se ha atribuido al maestro Martín de Gaztelu (de Tudela), siendo terminado en 1560, e inaugurado en 1570 (ya fallecido don Pedro), por su hijo Miguel, segundo conde de Morata.

Durante muchos años en él se estableció la sede del Tribunal Superior de Justicia de Aragón. Hoy en día lo es del Tribunal Superior de Justicia de Aragón y de la Fiscalía Superior, ya que en el año 2013 se trasladaron tres secciones, que antes se ubicaban en el palacio, a un nuevo edificio situado en la parte posterior del mismo.

Es un edificio colosal, de planta rectangular y con tres alturas. La inferior realizada en piedra sillar con zócalo y dos niveles de ventanas rectangulares. Las dos superiores construidas en ladrillo.

En la planta noble se abren cinco balcones rectangulares, entre los que se disponen tres arcos ciegos. En el piso superior se abre la típica galería de arquillos de medio punto doblados, decorados con óculos.

Remata el conjunto un alero de madera clásico. La imponente fachada está flanqueada por dos torres, ligeramente adelantadas a la línea de fachada.

Lo más conocido de este palacio es sin duda la portada en arco de medio punto, flanqueada por los llamados comúnmente "gigantes" (Hércules y Teseo; o Hércules y Gerión), esculpidos por el escultor y cantero de origen francés Guillaume Brimbez en 1552. En la parte superior discurre un friso con el relieve del Triunfo de César, rematado en frontón. Todo el conjunto es extremadamente interesante desde el punto de vista iconológico