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XIII. ANTEQUERA

Es un municipio de la provincia de Málaga, ubicado en la Comarca de Antequera y a una distancia de 45 km de de Málaga Capital.
Antequera se encuentra ubicada en el enclave geográfico estratégico por estar situado en el centro de Andalucía donde confluyen las principales vías que comunican Málaga con Córdoba, Granada y con Sevilla.
Su nombre tiene su origen en Anticaria, antigua denominación romana, luego Antiqira en árabe aunque algunos de sus yacimientos arqueológicos de la zona testimonian que estuvo habitado hace más de 6000 años.
Su pasado arqueológico es muy antiguo destacando un conjunto de dólmenes de Menga, Viera y El Romeral y en su entorno físico destaca el Parque Natural de El Torcal, famoso por sus rocas calizas y sus formas que lo transforman en uno de los paisajes Karticos más importantes de Europa.

I-HISTORIA DE ANTEQUERA.

La historia de Antequera se desarrolla según los diferentes periodos:

Prehistoria.

La fundación de Antequera corresponde a la presencia romana en la Península Ibérica con el nombre de Antikaria.
Anteriormente se han encontrado restos arqueológicos de otras civilizaciones y se remontan al período entre el 2000 y el 2500 a. C. aunque otras opiniones lo datan en el 4000 a. C. Los principales testimonios de estas épocas son los dólmenes de Menga, Viera y El Romeral y la necrópolis de Alcaide, las tres primeras próximas a la ciudad y la última cercana a Villanueva de Algaidas., considerada como el mejor conjunto dolménico de España y cuyo principal exponente es el dolmen de Menga considerado como el verdadero hito del megalitismo peninsular.

Edad Antigua.

La inexistencia de datos entre la prehistoria y el legado romano no justifica ignorar otros posibles asentamientos de iberos, tartesios, fenicios y cartagineses.
De las primeras civilizaciones no se han encontrado testimonios de la civilización cartaginesa, si ha quedado patente la existencia de barros y sepulcros encontrados en el Cerro de León que fuera escenario de la batalla que aconteció entre Asdrúbal y las legiones romanas.
Durante el período romano, el pueblo asimiló la cultura romana y la lengua latina. La ciudad se convirtió en un gran centro comercial en relación con la producción de aceite de oliva.
De la cultura romana proceden los baños excavados, situados en la parte suroeste de la ciudad y la escultura de Efebo de Antequera, datado en el siglo I d. C.

Edad Media.

La presencia de los pueblos germánicos a partir del 471 d. C fue la causa de la destrucción de Anticaria, Singilia, Nescania, Osqua y Aratispi que fueron arrasadas aunque sólo la excepción de Singilia que según los testimonios encontrados siguió ocupada en la época musulmana hasta el siglo XII. Igualmente sucedió con Antikaria donde entraron las tropas árabes mandadas por Abd al-Aziz ibn Musa, tras el tratado que celebro en Orihuela con el monarca visigodo Todmir Teodomiro.
Durante la dominación árabe se la conoció como Madinat Antiqira y se la dotó de una alcazaba y de una muralla defensiva.
Desde mediados del siglo XIII, tras la conquista cristiana de Sevilla y Jaén es cuando Antiqira va adquiriendo importancia como centro de operaciones militares debido a su posición estratégica entre el reino de Castilla y el reino nazarí de Granada.
La importancia de Castilla se le atribuye a que el Infante Fernando de Castilla la gobernaba en nombre de su sobrino Juan II de Castilla y qué pasó a la historia como Fernando “el de Antequera”.
En el interregno sucedido en el reino de Aragón, a la muerte de Martín El Humano provocaría el Compromiso de Caspe donde se le nombraría a Fernando I rey de Aragón, descendiente de Pedro IV “El Ceremonioso” y de Enrique II “El de las Mercedes” de Castilla.
Después de varios intentos infructuosos para conquistarla por parte de los castellanos sería el 20 de abril del 1410 cuando se intentó su conquista y terminaría el 22 de septiembre cuando los andalusís negociaron la entrega de la ciudad a cambio de caballerías para su retirada a Archidona.
Tras la conquista fue declarada ciudad por la Real Cédula del 9 de noviembre de 1441.
Durante la Guerra de Granada la ciudad de Antequera fue el centro neurálgico y fronterizo entre los reinos de Castilla y el reino nazarí de Granada y fue el punto para las conquistas de Alora y Casarabonela y sobre todo la plataforma de expediciones contra el reino nazarí de Granada.
En 1466 el rey Enrique IV El Impotente la concede el título de “muy noble” a la ciudad de Antequera por los heroicos servicios prestados por los moradores de la ciudad.

Edad Moderna.

A partir de la conquista de Granada en 1492 la ciudad comenzará a extenderse fuera de las murallas, aumentando demográficamente su población
debido a la fertilidad de sus tierras y la inexistencia de enemigos. Bajo el dominio castellano la ciudad siguió siendo un importante centro comercial debido a su localización, su floreciente agricultura y a su artesanía que contribuyó al crecimiento cultural de la ciudad.
Serían en los siglos XVI y XVII cuando la ciudad experimento el mayor crecimiento demográfico llegando ser una de las ciudades más importantes de Andalucía, debido a su situación estratégica en alguna de sus principales rutas comerciales.
Durante estos siglos desaparecerían Pedro Espinosa Cristobalina, Fernández de Alarcón y Luis Martín de Plaza, poetas célebres de la conocida Escuela antequerana.
En el año 1500, los Reyes Católicos conceden licencia a la ciudad para que se cedieran 700 varas de terreno en las que poder labrar un monasterio bajo la advocación de San Zoilo son por los frailes de la Observancia de San Francisco de Asís.
Además los mismos reyes fundaron la Real Colegiata de Santa María La Mayor que desde este mismo momento se convirtió en referente cultural antequerano.
En 1573 se montó la primera imprenta siendo Antequera la séptima ciudad andaluza en tenerla después de Sevilla (1472), Granada (1496) Osuna (1549), Baeza (1550), Córdoba (1556) y Jerez (1564) y aunque no contaba con la Universidad, al contrario contaba con una Cátedra de Gramática adscrita a la Colegiata.
Es en el siglo XVIII cuando se alcanza su período de esplendor en la ciudad, donde se asienta y tiene un crecimiento demográfico con la presencia de numerosas congregaciones religiosas y se construyen numerosas casas, capillas, iglesias hasta convertirse Antequera en una ciudad conventual.
La nobleza construye nuevos palacios y surge una nueva actividad artística con la instalación de nuevos conventos y palacios además también en las poblaciones vecinas y otras provincias.
En esta época Antequera se trasforma en la ciudad de mayor actividad manufacturera relacionada con la industria textil basada sobre todo en la lana y en menor medida en la seda y el lino.
Por su importancia en este ramo se le concede en 1765 el título de “Real” a la Fábrica de Lanas, Paños y Bayetas. La mayor parte de la industria se concentra en la ribera del Río de la Villa que da a la provincia la energía a sus instalaciones.

Edad Contemporánea.

El siglo XIX se caracteriza con un descenso demográfico debido a las epidemias y la entrada de una nueva clase social, la burguesía que buscaba en el sector textil y lanero alternativas a la agricultura y a otros oficios en decadencia.
En 1810 la ciudad fue protagonista de la presencia de las tropas francesas que fueron expulsadas dos años más tarde.
Tras la Guerra de la Independencia en el siglo XIX, fue lugar de correrías del famoso guerrillero Francisco Abad Moreno “El Chaleco” quien dirigía sus partidas de patriotas y fue el azote de los invasores franceses por sus acciones bélicas en la comarca de La Mancha, Jaén y Córdoba. Otras partidas de guerrilleros fueron también muy activas en Córdoba, Sevilla y Huelva como las de Bustamante, Bartolo y Trigo. En Málaga fue muy activa la partida del Capitán Moreno héroe antequerano, anteriormente capitán y tras ser aniquilado su Regimiento formo un grupo guerrillero contra el invasor francés en aquella región.
Las Cortes de Cádiz suprimían los Señoríos jurisdiccionales mediante el Decreto del 6 de julio de 1811, pero una vez derrotados los franceses y expulsados de España, los avatares políticos (vuelta al absolutismo) hicieron frenar las reivindicaciones de los ayuntamientos de recuperar la plena jurisdicción sobre el territorio del municipio y sería en 1834, cuando tras la introducción del régimen liberal, definitivamente queda abolido el régimen señorial.