La semana pasada, me invitaron, para asistir a una obra de
teatro en el Centro Cultura, con objeto de recaudar fondos y restaurar el
campanario de la
iglesia, y cuyos actores, eran mujeres mayores de la localidad, a las que felicito por el entusiasmo e interés con que realizaron la misma. Pero fue tal mi sorpresa, que al entrar en el
edificio bonito por cierto y concretamente en el auditorio o sala de proyección, donde se presentaba la obra, observé como en el lado izquierdo junto al escenario,
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