JAPON, EN MI PENSAMIENTO
Sentimos la tentación de preguntarnos ¿es el dolor duradero?
La supervivencia del flamenco, el creciente prestigio Internacional, el estremecimiento que antes el puede vivir cualquier publico de cualquiera lugar de la tierra, todo ello parece sugerir, que el sufrimiento con que una forma artística haya sido creada garantizada, su hondura, su identidad y su duración
Cuando nos dicen que en un barrio de Tokio existen un centenar de tablaos y que el número de aficionados a la guitarra en la que se supone que hay miles, es hora de recordar que el cante gitano andaluz, tuvo que fraguarse en cuevas, patios, y pobres de la Baja Andalucía, y en cárceles del Sur
Se deduce por las primeras tonás, seguiriyas, temas bien significativos
La prisión el miedo, la marginación, la pobreza
Son sonoras sus letras, estrictas y nostálgicas: la salud y la libertad
No hace mucho tiempo don Antonio Chacón y el guitarrista Javier Molina, recorrían a pie o a lomos de un (rucio) borrico los caminos de Cadiz, Sevilla, y Huelva para actuar en casinos o tabernas
Comían, cuando tenían pan, bajo los puentes, al entrar en los pueblos, se cambiaban las alpargatas por unas botas limpias, para estar decentitos
Muchas de estas voces y guitarras, hoy conocidas internacionalmente y llevados a los mejores salones y teatros, donde se aprecian sin tener que mendigar, o cambiar sus voces por algún alimento, o por un par de metros de suelo jornalero, donde tumbarse a dormir bajo el cielo de estrellas, hoy el buen artista suele viajar en avión cruza los continentes
La guitarra,
Hoy los buenos guitarristas disfrutan de una docena de guitarras
Hoy los flamencos enviamos a Tokio a través de las grullas nuestras guitarras
Gitana
Sentimos la tentación de preguntarnos ¿es el dolor duradero?
La supervivencia del flamenco, el creciente prestigio Internacional, el estremecimiento que antes el puede vivir cualquier publico de cualquiera lugar de la tierra, todo ello parece sugerir, que el sufrimiento con que una forma artística haya sido creada garantizada, su hondura, su identidad y su duración
Cuando nos dicen que en un barrio de Tokio existen un centenar de tablaos y que el número de aficionados a la guitarra en la que se supone que hay miles, es hora de recordar que el cante gitano andaluz, tuvo que fraguarse en cuevas, patios, y pobres de la Baja Andalucía, y en cárceles del Sur
Se deduce por las primeras tonás, seguiriyas, temas bien significativos
La prisión el miedo, la marginación, la pobreza
Son sonoras sus letras, estrictas y nostálgicas: la salud y la libertad
No hace mucho tiempo don Antonio Chacón y el guitarrista Javier Molina, recorrían a pie o a lomos de un (rucio) borrico los caminos de Cadiz, Sevilla, y Huelva para actuar en casinos o tabernas
Comían, cuando tenían pan, bajo los puentes, al entrar en los pueblos, se cambiaban las alpargatas por unas botas limpias, para estar decentitos
Muchas de estas voces y guitarras, hoy conocidas internacionalmente y llevados a los mejores salones y teatros, donde se aprecian sin tener que mendigar, o cambiar sus voces por algún alimento, o por un par de metros de suelo jornalero, donde tumbarse a dormir bajo el cielo de estrellas, hoy el buen artista suele viajar en avión cruza los continentes
La guitarra,
Hoy los buenos guitarristas disfrutan de una docena de guitarras
Hoy los flamencos enviamos a Tokio a través de las grullas nuestras guitarras
Gitana