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JIMENA: Una visión personal, que podéis mejorar. Debemos dar...

Una visión personal, que podéis mejorar. Debemos dar vida a Jimena, forzando el recuerdo y compartiéndolo:

Jimena, años treinta, la decada republicana, con su tristemente tercio final causado por una rebelión militar, auspiciada por Hitler y Mussolini, y que desemboca en un trienio de muerte, injusticia y dolor.

Desde el lugar preferido por casi todos los jimenatos, la esquina de la torre del Homenaje (la cementada) de un castillo del siglo XIII asentado sobre la “Peña Colora”, en el Arco de la Audiencia, en la Plaza Mayor o de la Constitución, antiguamente de Gracia.

Encima la Casa Consistorial, con los locales del Ayuntamiento, símbolo de la convivencia y hacedor e impulsor de obras para el pueblo.

Detrás y un poco mas allá, la Iglesia parroquial dedicada a Santiago el Mayor, obra gótica construida sobre una antigua mezquita musulmana y reformada con detalles renacentistas. Una impresionante torre medieval en piedra vista, con buen trabajo de cantería para alojar el campanario, este tipo de torre-campanario la conservan algunos pueblos castellanos y es tratada como monumento de alto valor artístico. Recuerdo que tenía hasta una higuera, que crecía al amparo de las campanas. Una escalinata en piedra, la calle de la Iglesia, con un hueco adosado al costado de la iglesia, que alojó en tiempo el antiguo cementerio. Una portada en un lateral, da acceso al interior de tres naves, con nervaduras góticas estrelladas que forman la bóveda donde se ubica el altar mayor, con un magnifico e impresionante retablo en madera, considerado una obra de arte (¿gótico o renacentista?). Algunos altares laterales, con buenas tallas de madera, también muy antiguas. Un coro en madera, y sobre el mismo el acceso al campanario.

De frente y hacia arriba, con vistas a las cimbras de la sierra, se divisa en lo alto la Cruz de la Atalaya, lugar de magia y encanto, por donde aparece la tormenta con el rayo, mostrando el poder de la naturaleza. De frente y hacia abajo y en la plaza, el Cuartel de la Guardia Civil, el poder del hombre, el de las instituciones.

A la derecha y en la plaza, en los bajos de un edificio encalado junto al castillo, el “casino de los mangueros”, el de la clase media, el de los edecanes y “aperaores”, el de los pequeños y medios propietarios, el de los comerciantes. Encima, y como sirviéndole de sustento el “casino de los señoritos”, el de los “ricos”, el de los “amos”, el de los “sin corazón”. Los dueños del pueblo, los soberanos, los incuestionados. Mas allá de los casinos de la derecha, a mano y esquinado con la carretera (calle de Cervantes) que daba al Arrecife, el cuartel de la Guardia Civil. En la otra esquina la Posada y el Salón de fiestas y bailes, hasta la calle Cerrillo. Después una hermosa casa con balconadas de madera, y la Carrera como lugar de encuentro y paseo, “carrera arriba y carrera abajo” se paseaba todo el pueblo, creando un aspecto multitudinario.

A la izquierda y en la Plaza, las dependencias del Ayuntamiento, Juzgados Municipales. Pósito Municipal con fachada en forma de torre, coronada a base de una estructura de hierro que aloja el reloj del pueblo. Bajo el pósito se encuentra la Cárcel con acceso por el callejón escalonado del mismo nombre. Una casa en el ángulo del callejón de la Cárcel y la calle Llana, y entre esta última y la Carrera, un caserón donde se ubicaba la casa del pueblo, la de los jornaleros, la de los de la “hazá”, la de los “sin tierra” y muchas veces también “sin pan”, los demandadores de “justicia social” y de los derechos básicos de toda persona.

Desde la lejanía, quisiera conocer más a Jimena para hacerla más mía.