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FRAILES: Despertarse como aquel; viernes 9 de octubre de 1979....

Despertarse como aquel; viernes 9 de octubre de 1979. Bajo el estruendo de los tanques abriéndose paso y destrozando con sus torpes maniobras y su enorme envergadura, todo cuanto se les oponía, mientras las ondas expansivas de gigantes helicópteros en vuelo rasante a las terrazas, hacían añicos los cristales de las ventanas y el griterío de las masas enfurecidas y sin control invadiendo y quemando todo lo que, según su Ayatolá Jomeini, ya hacia unos meses les predicaba que iba contra su fe. Es inimaginable.
Sorprendió hasta a la mismísima C. I. A. que era la que se había empeñado, como siempre, en modernizar Irán pero claro, como siempre, también a su manera. A nosotros que, conocíamos el día a día del iraní de a pie, el que no tenía nada, nada, excepto su fe, sabíamos que si de esa manera se la quitaban, pasaría algo gordo.
Yo que llevaba con ellos más de dos años, hablaba ya su idioma y me había integrado de manera, que cuando algún jefazo de la empresa nos visitaba, se había convertido en costumbre ganarle una cena. Si entre los nativos, no me identificaba, y digo bien ganarles, porque siempre se dirigían algún persa con más pinta de europeo. Conociendo el fanático orgullo del pueblo persa llevaba meses temiendo lo peor.
Pero volviendo a ese día, que ya estoy perdiendo el hilo.
Ardía Teherán, quemaban todo aquello que consideraban occidental, con ese ambiente tan hostil, con los confusos mensajes que recibíamos narrados desde la desesperación de los demás compañeros esparcidos por toda la ciudad, sumándose a los reales miedos, que nos producía lo que sucedía a nuestro alrededor. Pasamos horas de verdadero pánico colectivo. Hasta que por fin, conseguimos organizarnos.
La organización para llegar a ese aeropuerto en llamas donde nos esperaba un avión puesto por el gobierno de España. Narrar, Ese ir y venir al aeropuerto ocultando en los asientos del microbús de la obra a todos los que por su aspecto delataban su procedencia, por esas avenidas invadidas por las exaltadas masas con el miedo en el cuerpo a que algo delatara nuestra extranjería, viendo como en algún coche cercano sacaban algún occidental y se lo llevaban en volandas, sudando la gota gorda, dejando el coche al albedrio, para que la inercia de la muchedumbre lo arrastrara, con la foto de Jomeini en el parabrisas, jaleando como ellos, sin mostrar hostilidad, como mi amigo iraní que nos acompañaba, en todo momento aconsejaba, conseguimos llegar a ese avión, ¡como aumentan en esas circunstancias las distancias! hasta que la presencia de las tropas los disolvía y cambiando de actitud y bando proseguíamos la marcha.
Una vez en el aeropuerto, no se acaban los problemas, estaba cerrado, nada de servicios, tuvimos que valernos solos para cargar el avión, incluso de bajar algún que otro pasajero que en su afán de salir como fuera del país, ocupaba la plaza de un español. Lo conseguimos. Pero, la sensación que sentí, a la salida de ese avión, no ya porque saliera sin controladores y de un aeropuerto en llamas. No, es que en él iba toda mi vida, mi mujer y nuestro hijo con tres meses. La dejo a la imaginación de cada uno. Con la seguridad de que, por mucho que de ella abuse, nunca superará el estado en que me quede.
Con el teléfono pegado a la oreja para conseguir comunicación, con mi alejada familia, ya que era un milagro, el día que lo conseguía, pasé casis tres meses, ¡Cuánto tardaba ese año la Navidad! Cuidando los intereses de nuestra empresa en Irán, la dirección pensaba, que aquello terminaría y podríamos continuar, al final no se pudo, y no volvimos más.
Y aunque, sea difícil de creer, lo que de esta vivencia, más hasta hoy valorado, fue las muestras de verdadera amistad, que los iraníes me dieron en aquella destrucción, en aquel caos total en el que estaban inmersos, organizaron turnos de guardia, para cuidar de mi persona, por si algún desaprensivo osaba, por extranjero atacarme. Sin interés alguno, sin interés terrenal claro, los activos del corazón se demandan a otras alturas. Esto como digo y el hecho de que el pelele Americano, en que se había convertido el Sha de Persia, saliera, de su propio país, con menos amigos que yo, es sin duda, otra de las satisfacciones que me ha dado la vida.
Avisarme si me paso muho, por favor
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Diosguardeusted foreros y Paquillo, con tu permiso que digiste al chache Juan que te gustaba que te llamaramos asi. Bueno nos tienes acojonados ¡ay perdon que no se deben decir palabrotas! acongojados, en una palabra con los huevos en el pescuezo, no se si te has planteado lo de escribir un libro contando tus vivencias, porque eres una caja de sorpresas en hora buena por tu nuevo relato. Un saludo