TRIGUEROS: 4-TRIGUEROS (TAKUNA) HUELVA...

4-TRIGUEROS (TAKUNA) HUELVA

Es un Iqlim de la Cora de Labla, ubicada en la Comarca del Condado de Huelva, situado en un territorio de pequeñas colinas sobre los ríos Tinto y Odiel a una distancia de 19 km de Huelva Capital.
La historia de Trigueros se puede dividir en diferentes etapas:

-Edad Antigua.

Según las investigaciones históricas de Trigueros se le relaciona con la vetusta y notable ciudad ibera Conistarsis u Cunistargis, núcleo urbano que perteneció a la tribu ibera “los cuneos “según los estudios realizados por el historiador triguereño Pérez Quintero en el año 1794.
Tras las investigaciones arqueológicas se encontraron el Pilar de la Media Legua y de la época romana apareció un yacimiento en la actual Plaza del Carmen con dos aras o puteales con inscripciones del siglo VI que actualmente se conservan en el Museo Arqueológico de Sevilla.

-Edad Media.

Tras la presencia musulmana en Hispania en el 711, sería Tarek quien ocupó Trigueros y pasó a formar parte de la Cora de Labla hasta la desintegración del Califato de Córdoba.
Durante la venida del Imperio Almohade fue ocupada y tras investigaciones arqueológicas se han encontrado que los cimientos de la antigua Iglesia de San Antonio Abad pudo ser una mezquita de la época.
Posteriormente siguió integrada en la Taifa de Niebla a cuyo Emir Abenmahfot se la arrebató en el siglo XIII el rey Alfonso X El Sabio de Castilla.
Posteriormente el rey se la otorgó en Señorío a los Condes de Niebla y posteriormente al Ducado de Medida-Sidonia.
Posteriormente la villa comienza a desarrollarse y se constituye como pueblo.
Ya en el siglo XIII se comienzan a construir la Iglesia de San Antonio Abad y posteriormente los conventos del Carmen y la de Santa Catalina y la Ermita de Santa Misericordia.

-Edad Moderna.

El Descubrimiento de América supuso un factor de protagonismo de la zona porque Colón partiría para su expedición al Nuevo Mundo de Palos de la Frontera y fueron muchos las gentes de estos lugares aledaños que participarían en los numerosos viajes al Nuevo Mundo. El terremoto de Lisboa del 1755 afectó notablemente a esta zona provocando la ruina de numerosos edificios públicos y privados de Trigueros.
Algunos de ellos no se levantaron posteriormente y citaremos entre los afectados a las Ermitas de San Roque, San Sebastián, la Iglesia de Santa Brígida, la Casa de la Orden de Calatrava, las Casas del Cabildo etc.
Entre las instituciones que no podemos olvidar por su huella cultural sería la fundación de un Colegio jesuita bajo la advocación de Santa Catalina que aportó alumnos ilustres y en cuya sede se instaló la primera imprenta de la provincia de Huelva.
Trigueros fue declarado villa durante el reinado de Carlos II de Austria.

-Edad Contemporánea.

Tras la Guerra de la Independencia en el siglo XIX, fue lugar de correrías del famoso guerrillero Francisco Abad Moreno “El Chaleco” quien dirigía sus partidas de patriotas y fue el azote de los invasores franceses por sus acciones bélicas en la comarca de La Mancha, Jaén y Córdoba. Otras partidas de guerrilleros fueron también muy activas en Córdoba, Sevilla y Huelva como las de Bustamante, Bartolo y Trigo.
Las Cortes de Cádiz suprimían los Señoríos jurisdiccionales mediante el Decreto del 6 de julio de 1811, pero una vez derrotados los franceses y expulsados de España, los avatares políticos (vuelta al absolutismo) hicieron frenar las reivindicaciones de los ayuntamientos de recuperar la plena jurisdicción sobre el territorio del municipio y sería en 1834, cuando tras la introducción del régimen liberal, definitivamente queda abolido el régimen señorial.
En el año 1833, Javier de Burgos ministro de Fomento realiza la división administrativa del reino de España, e inscribe a Trigueros dentro de la provincia de Huelva.
A lo largo del siglo XIX, durante la vigencia de los distintos gobiernos liberales se van a producir las “desamortizaciones” que es un proceso de expropiación o nacionalización de las propiedades de la Iglesia en concepto de venta de los llamadas “manos muertas”, nombre que recibieron las instituciones como la Iglesia y los Consejos que no podían vender sus tierras.
Las Guerras Carlistas, iniciadas contra el gobierno liberal tenían a los insumisos del norte (vascos y navarros), catalanes y valencianos, todos juntos a una activa Institución, que será la Iglesia quien avivaba desde el púlpito la sedición y rebelión contra la monarquía liberal y ésta, inició el proceso de “desamortización de los bienes de la Iglesia” para poder sufragar con medios económicos la formación de un ejército, dotado de pertrechos y soldados para combatir a las partidas facciosas que querían imponer por la fuerza, el régimen absoluto.
Posteriormente se suceden otros pasajes históricos como la Revolución y Constitución del 1869, el gobierno provisional del general Serrano, el reinado de Amadeo I de Saboya, la I República en 1873, período que termina con el golpe del Estado del general Pavía quien entra con las tropas en el Congreso en 1874, seguido por el pronunciamiento militar del general Martínez Campos en Sagunto en el año 1874, imponiendo por la fuerza de las armas la Restauración de la monarquía borbónica, en la persona de Alfonso XII.
Ya en el siglo XX, se produce un cambio político, con la proclamación de la II República, he iniciada la Guerra Civil, Trigueros es ocupada por el bando nacional.
En mi libro: “La España critica….una Iberia posible” comento esta tragedia humana y manifiesto: “Desgraciadamente, la anarquía existente en las dos Españas enfrentadas trajo sin por ello olvidar otras sangres inocentes derramadas, con los métodos represivos de los dos bandos que usaron la extrema dureza. Vamos a recordar dos víctimas de esta barbarie, la desaparición de dos personajes que la sufrieron en su persona, dos genios de la pluma Federico García Lorca y Ramiro de Maeztu, inútilmente sacrificados por el odio enfermo de los contendientes.
Olvidemos para siempre esta tragedia, con su memoria histórica y sepultemos definitivamente la triste realidad que denunciaba Mariano José de Larra del convulso periodo decimonónico: “Aquí yace media España, murió de la otra media”.
Recordemos tiempos pasados donde reinaba la armonía en el pueblo y todo el estrato social participaba en actos colectivos como refleja el gran genio pictórico Francisco de Goya en su obra “La Pradera de San Isidro” con escenas de fiestas, alegría común y jolgorio popular y en otros como “La carga de los mamelucos” donde todo un pueblo unido, participa en su lucha contra el invasor francés.
En esta escena de la Guerra de Independencia, ya un ilustrado de mente privilegiada D. Melchor Gaspar de Jovellanos, hacía su análisis personal y decía: “España no lucha por los Borbones, ni por los Fernando; lucha por sus propios derechos, derechos originales, sagrados, imprescriptibles, superiores e independientes de toda la familia o dinastía.
España lidia por su religión, su Constitución, por su leyes, por sus costumbres, sus usos y en una palabra, por su libertad…”
Terminada la guerra transcurre su historia dentro del régimen de Franco hasta que en el año 1977 se incorpora como villa, tras la Ley de la Reforma Política al nuevo sistema democrático actual.