El ostión.
Hace ya muchísimos años, circulaba el que suscribe con una
bicicleta que, recientemente me había
comprado mi padre.-La
carretera entonces de tierra; el día tan frío o más si cabe que el de hoy.-Hasta ahí nada que objetar, salvo el ostión que me pegué al derrapar la rueda anterior frente a lo que llamaban la
Huerta de Superior.- En este preciso momento me cruzaba con un "Señor", que cuando vió la caída en vez de preguntarme si me había producido algún daño, su comentario fué;"Si no sábes
... (ver texto completo)