La empresa Hoshikawa Technologies estaba en pleno auge.
Edificio de cristal, robots de limpieza,
reuniones cada veinte minutos, y empleados con auriculares incluso al ir al baño.
Pero algo no funcionaba.
Había rotación constante. Estrés. Quejas.
Como si el alma del lugar estuviera… vacía.
Un día, el director decidió contratar un jardinero.
—Alguien que dé un poco de vida al
patio interior —dijo.
La empresa recibió muchos currículums.
Uno de ellos, sin carta, sin estudios, sin experiencia
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