Monedas de oro
Cierto día, dos hombres que se encontraron en la ruta caminaban junto hacia Salamis, la Ciudad de las
Columnas. Al mediodía llegaron hasta un ancho
río sin
puente para cruzarlo. Debían nadar o buscar alguna otra ruta que desconocían.
Y se dijeron: “Nademos. Después de todo el río no es tan ancho”. Y se zambulleron y nadaron.
Y uno de los hombres, el que siempre supo de
ríos y rutas de ríos, de pronto, en el medio de la corriente, comenzó a perderse y a ser arrastrado por las impetuosas
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