ILLORA: XX. ILLORA....

XX. ILLORA.

1. HISTORIA DE ILLORA.

Es una villa situada en la Comarca de Loja de la provincia de Granada que se encuentra a 33 km de Granada Capital.
Este municipio comprende los núcleos de población de Illora capital municipal y Alomartes, Tocón, Escóznar, Obéimar conocida como la estación de Illora y Bracána así como las diseminadas Ventas de Algarra, Vallequemado y la Alhónguilla.
El nombre de Illora procede del término de Illurco o Ilurco, nombre que según el criterio de Guillermo Humboldt es de origen vasco o de algún otro pueblo pirenaico anterior al ibérico y al celta. Su gentilicio culto es Ilurquense y el popular Illoreño. Según la tradición popular se manifiesta que cuando el rey Boabdil se marcho de Granada y le acompañaba el sequito de su madre, la reina Aixa muy compungida se echo a llorar y los niños cantaban: ¡Y Llora, y Llora la reina mora! Y de aquí se deriva el nombre.
Las referencias históricas desde el siglo XV hasta el siglo XIX utiliza la palabra Yllora escrita con Y. y no con I.
El Ayuntamiento de Illora usa un escudo basado en las armas de Felipe V desde el año 1720 aunque no consta su aprobación oficial. Fue adoptado este símbolo cuando pasó este lugar a manos del Patrimonio Real bajo su reinado.
Dicho escudo incluye los cuarteles de Castilla y León, Aragón- Sicilia, Austria, Borgoña Moderna, Borgoña Antigua, Brabante y Granada junto al escudo de Borbón-Anjou y el Collar del Toisón de Oro. Otros elementos diferenciados son las cabezas de águila en las esquinas superiores, una estrella en el centro del borde superior y las inscripciones: HILLORA Y AÑO DVDVII arriba y abajo de escudo respectivamente.
En Illora fueron descubiertos restos arqueológicos pertenecientes a la Prehistoria, al Neolítico y principalmente a la Edad del Cobre.
En el año 600 a. C, los cartagineses desembarcaron en la Península Ibérica imponiendo su autoridad sobre los fenicios y con una hábil política consolidaron su posición como Imperio en la región donde se encuentra Illora.
Tras la presencia de Roma en la Península y derrotados los cartagineses, sus colonias romanas se asientan en los pueblos ya existentes. Ya Plinio cita entre las más conocidas como Illurco.
Tras la llegada de los árabes en la península el 711 son escasos los datos de Illora pero se deducen de las crónicas cristianas que debió ser un pueblo importante dotado de una alcazaba y sus arrabales.
En 1319 los infantes Pedro y Juan de Castilla se apoderaron de la villa de Illora y de su arrabal cuando se dirigían a desvastar la vega de Granada y según se comenta en la Crónica de Alfonso XI si se hubiesen quedado otro día mas hubieran tomado el castillo aunque el Infante D. Pedro no quiso permanecer mas días en el lugar pues su voluntad era asediar Granada hasta su rendición e incluso perder la vida en su intento.
No obstante según consta en la Gran Crónica del mismo rey ambos infantes morirían posteriormente en el hecho bélico que se conoce como el Desastre de la Vega de Granada acaecido el 25 de junio de 1319.
En la primavera del 1486 el rey D. Fernando de Aragón reanudo la Guerra de Granada comenzando el sitio en Loja cuya rendición supuso la llave que le abriría a la conquista de la fortaleza ilurquense. El 8 de junio de este mismo año se produjo la toma de Illora por parte de los Reyes Católicos quienes más tarde nombran a Gonzalo Fernández de Córdoba, El Gran Capitán como el primer alcaide cristiano.
Tras la Reconquista, los Señoríos no llegaron alcanzar las dimensiones similares a otros señoríos de otras zonas pero desempeñaron un papel muy importante en el nuevo periodo, pero posteriormente se fueron desintegrando y el acceso a la propiedad se produjo cuando los propietarios musulmanes originarios abandonaron la propiedad pasando a manos cristianas. En esta zona se practico la agricultura de subsistencia constituyendo el trigo y la cebada la base alimentaria de la población.
Durante el siglo XVIII Illora disfruta de una etapa de estabilidad que será interrumpida en la primera mitad del siglo XIX con la Guerra de la Independencia contra los franceses.
Tras la presencia francesa en la Península Iberica, Illora se posiciono con el levantamiento del pueblo contra Godoy e incluso mucha gente se alistó como soldados a la lucha contra los franceses en la toma de Granada.
En conjunto, la comarca comenzó una etapa de decadencia debido al saqueo que las tropas francesas provocaron en el lugar.
Tras la Guerra de la Independencia en el siglo XIX, fue lugar de correrías del famoso guerrillero Francisco Abad Moreno “El Chaleco” quien dirigía sus partidas de patriotas y fue el azote de los invasores franceses por sus acciones bélicas en la comarca de La Mancha, Jaén y Córdoba.
Con el regreso del rey Fernando VII, Illora comenzó a recobrar su situación económica y social interrumpida después por la lucha entre absolutistas y liberales que tendrían como testimonio el paso del Comandante Riego por Montefrío y su apoyo por ciertos sectores de la población de Illora que provoco una dura represión en esta zona.
Las Cortes de Cádiz suprimían los Señoríos jurisdiccionales mediante el Decreto del 6 de julio de 1811, pero una vez derrotados los franceses y expulsados de España, los avatares políticos (vuelta al absolutismo) hicieron frenar las reivindicaciones de los ayuntamientos de recuperar la plena jurisdicción sobre el territorio del municipio y sería en 1834, cuando tras la introducción del régimen liberal, definitivamente queda abolido el régimen señorial.
En el año 1833, Javier de Burgos ministro de Fomento realiza la división administrativa del reino de España, e inscribe a Illora, dentro de la provincia de Granada.
A lo largo del siglo XIX, durante la vigencia de los distintos gobiernos liberales se van a producir las “desamortizaciones” que es un proceso de expropiación o nacionalización de las propiedades de la Iglesia en concepto de venta de los llamadas “manos muertas”, nombre que recibieron las instituciones como la Iglesia y los Consejos que no podían vender sus tierras.
Las Guerras Carlistas, iniciadas contra el gobierno liberal tenían a los insumisos del norte (vascos y navarros), catalanes y valencianos, todos juntos a una activa Institución, que será la Iglesia quien avivaba desde el púlpito la sedición y rebelión contra la monarquía liberal y ésta, inició el proceso de “desamortización de los bienes de la Iglesia” para poder sufragar con medios económicos la formación de un ejército, dotado de pertrechos y soldados para combatir a las partidas facciosas que querían imponer por la fuerza, el régimen absoluto.
Ante la sublevación de Loja, los ilurquenses se mantuvieron fieles a las autoridades e incluso colaboraron con el ejército para capturar a los fugitivos procedentes de esta ciudad. Esta circunstancia no se produciría en el Sexenio Democrático donde Illora se sumaría al mismo.
Posteriormente se suceden otros pasajes históricos como la Revolución y Constitución del 1869, el gobierno provisional del general Serrano, el reinado de Amadeo I de Saboya, la I República en 1873, período que termina con el golpe del Estado del general Pavía quien entra con las tropas en el Congreso en 1874, seguido por el pronunciamiento militar del general Martínez Campos en Sagunto en el año 1874, imponiendo por la fuerza de las armas la Restauración de la monarquía borbónica, en la persona de Alfonso XII.
Ya en el siglo XX, se produce un cambio político, con la proclamación de la II República, he iniciada la Guerra Civil, Illora es ocupada por el bando nacional.
En mi libro: “La España critica….una Iberia posible” comento esta tragedia humana y manifiesto: “Desgraciadamente, la anarquía existente en las dos Españas enfrentadas trajo sin por ello olvidar otras sangres inocentes derramadas, con los métodos represivos de los dos bandos que usaron la extrema dureza. Vamos a recordar dos víctimas de esta barbarie, la desaparición de dos personajes que la sufrieron en su persona, dos genios de la pluma Federico García Lorca y Ramiro de Maeztu, inútilmente sacrificados por el odio enfermo de los contendientes.
Olvidemos para siempre esta tragedia, con su memoria histórica y sepultemos definitivamente la triste realidad que denunciaba Mariano José de Larra del convulso periodo decimonónico: “Aquí yace media España, murió de la otra media”.
Recordemos tiempos pasados donde reinaba la armonía en el pueblo y todo el estrato social participaba en actos colectivos como refleja el gran genio pictórico Francisco de Goya en su obra “La Pradera de San Isidro” con escenas de fiestas, alegría común y jolgorio popular y en otros como “La carga de los mamelucos” donde todo un pueblo unido, participa en su lucha contra el invasor francés.
En esta escena de la Guerra de Independencia, ya un ilustrado de mente privilegiada D. Melchor Gaspar de Jovellanos, hacía su análisis personal y decía: “España no lucha por los Borbones, ni por los Fernando; lucha por sus propios derechos, derechos originales, sagrados, imprescriptibles, superiores e independientes de toda la familia o dinastía.
España lidia por su religión, su Constitución, por su leyes, por sus costumbres, sus usos y en una palabra, por su libertad…”
Terminada la guerra transcurre su historia dentro del régimen de Franco hasta que en el año 1977 se incorpora como villa, tras la Ley de la Reforma Política al nuevo sistema democrático actual.