PALESTINA
Una guerra sin fin es el
campo de batalla de una infancia rota por el conflicto, y la eternidad como único
refugio.
"No me duele, no me duele", se repetía el niño mientras caminaba de vuelta a
casa. Venía del campo de refugiados, cargando en su espalda una bolsa de víveres. Sus pisadas se acompasaban con el sonido de los granos de azúcar mezclados con las gotas de sangre que caían al suelo.
Un soldado lo sorprendió cruzando la frontera y disparó varias veces. Las balas dieron en el
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