Un señor de 80 años estaba sentado en el sillón de su
casa junto a su hijo, que tenía 45 y una buena educación universitaria. De pronto, una parvada se posó en la
ventana.
El papá preguntó:
— ¿Qué es eso?
El hijo respondió:
— Es un cuervo, papá.
Unos minutos después, el papá volvió a preguntar:
— ¿Qué es eso?
El hijo contestó, un poco más cortante:
— ¡Es un cuervo, ya te lo dije!
Al rato, por tercera vez, el papá preguntó:
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