Tenía 10 años cuando rompí la
ventana del aula.
Estábamos jugando
fútbol en el recreo.
Le pegué con todas mis fuerzas…
Y la pelota salió disparada contra el vidrio.
Se hizo un silencio seco.
Todos se quedaron mirando.
Yo también… pero fingí sorpresa.
Al rato, llegó el director.
Nos miró uno por uno.
Y sin levantar la voz, dijo:
... (ver texto completo)