En una plaza del sur de Italia, donde los relojes parecían ir más lentos que en el resto del mundo, vivía un niño llamado Elías… pero todos lo conocían como “il tempo”.
Tenía nueve años, una bicicleta sin frenos y una mirada que se detenía en todo.
Pero lo que lo hacía especial no era eso.
Era que regalaba tiempo.
Literalmente.
Una vez por semana, elegía a una persona del barrio y le decía:
—Hoy… mi tiempo es para ti.
No llevaba móvil.
No pedía nada.
Solo se quedaba con esa persona, lo que ... (ver texto completo)
Tenía nueve años, una bicicleta sin frenos y una mirada que se detenía en todo.
Pero lo que lo hacía especial no era eso.
Era que regalaba tiempo.
Literalmente.
Una vez por semana, elegía a una persona del barrio y le decía:
—Hoy… mi tiempo es para ti.
No llevaba móvil.
No pedía nada.
Solo se quedaba con esa persona, lo que ... (ver texto completo)