Buenas tardes foreras y foreros de Alicún.
Si os cansa lo que os escribo, decírmelo, dejaré de escribir para el Foro, no pretendo ser un plasta.
Soy un hombre con camisetas de otra época. Antiguo.
Y que, por eso, entre otras cosas, creo que gusto a cierto perfil de mujeres. No tan dadas a la modernidad como pudiera pareces. Al menos a la modernidad estética, que es la que aqui atañe.
Cómo dice el himno de Nacho Vegas: «Más de una lo podrá atestiguar». Es curioso como funcionamos los humanos y en que cosas nos fijamos.
De esto que cuento, también se deduce que no soy yo muy de seguir las modas. Antes veía a los «angeles» de Victoria Secret, sin tampoco obsesiva devoción, y más por afición a la moda, por placer estético.
Algunas pecaban de muy delgadas, otras eran mejor que ir al mejor museo de lo que sea y luego estaba Adriana Lima que de guapa que es debe ser incómodo tenerla cerca.
Luego pasamos años por un infierno estético, por un Tártaro de fealdad y proselitismo de causas absurdas que casi acaban con nosotros.
Hoy parece que poco a poco nos vamos encauzando y hemos vuelto a que las rubias voluptuosas nos presenten los vaqueros y eso es de agradecer. Aunque aún no hemos logrado la emancipación estética, o sea que no cantemos victoria.
No hace tanto, en 2021 por ejemplo, echabas un ojo a la prensa y veías que los «ángeles» habían cambiado, que el gusto estético había cambiado —decían— y que la m, ujer que se llevaba era más «real».
Gracias a nuestros periodistas, uno se enteraba que cuando una va al cine quiere ver ala pescadera de su pueblo o abogado que te lleva los papeles y no a chicos y chicas guapas con un buen guion detrás. De que cuando ves un «ángel» debes ver una diabetes II incipiente y de que ser fea/feo es «lo real».
Los modelos estéticos han cambiado dicen. Yo como mis camisetas soy muy antiguo y Adriana Lima me sigue gustando. O Gisele Bündchen. Si prefieres ver desfilar a cualquier otra, me parece bien, pero es que yo ando lastrado por mis prejuicios.
Tener sobrepeso no es sano, y no hay nada más feo o que la insalubridad. Alguien que no cumpla los cánones estéticos de Policleto te puede resultar atractivo, por supuesto, pero si te da la sensación de insalubridad, eso no. Es pura psicología evolutiva, supervivencia. Más Darwin y menos gilipolleces.
Una mujer con curvas puede ser más bella, pero una con obesidad no. Un hombre obeso no es bello. Es un problema de salud.
No quiero diabetes II en una pasarela. Quiero belleza, estética y que me hagan sentirme monstruosamente feo. Para eso está el cine, ¿no?. La magia del cine es hacerte sentir mal y al mismo tiempo pagar por ello.
Jack Nicholson, inteligente como pocos, dijo una verdad dolorosa y real. Por eso él era el cine y el acomplejado que quiere hacer de su dolor ley, es el político.
La política se y marcar sus ritmos. Por eso a los que nos gusta Adriana Lima somos anacrónicos. Estamos fuera de la asfixiante realidad política que nos quiere arrebatar hasta lo que es bello.
Jack Nicholson, el cine, decía que no le gustaba ponerse al lado de Branad Pitt porque a su jodido lado todos los hombres somos cebollas.
El cine te hace sentir bien y mal. Nicholson adoraba a Pitt, pero le hacia sentirse mal, como una buena película de Scorsese. La estética es bien, es placer y es dolor.
La enfermedad y la fealdad solo son tristeza.
Si os cansa lo que os escribo, decírmelo, dejaré de escribir para el Foro, no pretendo ser un plasta.
Soy un hombre con camisetas de otra época. Antiguo.
Y que, por eso, entre otras cosas, creo que gusto a cierto perfil de mujeres. No tan dadas a la modernidad como pudiera pareces. Al menos a la modernidad estética, que es la que aqui atañe.
Cómo dice el himno de Nacho Vegas: «Más de una lo podrá atestiguar». Es curioso como funcionamos los humanos y en que cosas nos fijamos.
De esto que cuento, también se deduce que no soy yo muy de seguir las modas. Antes veía a los «angeles» de Victoria Secret, sin tampoco obsesiva devoción, y más por afición a la moda, por placer estético.
Algunas pecaban de muy delgadas, otras eran mejor que ir al mejor museo de lo que sea y luego estaba Adriana Lima que de guapa que es debe ser incómodo tenerla cerca.
Luego pasamos años por un infierno estético, por un Tártaro de fealdad y proselitismo de causas absurdas que casi acaban con nosotros.
Hoy parece que poco a poco nos vamos encauzando y hemos vuelto a que las rubias voluptuosas nos presenten los vaqueros y eso es de agradecer. Aunque aún no hemos logrado la emancipación estética, o sea que no cantemos victoria.
No hace tanto, en 2021 por ejemplo, echabas un ojo a la prensa y veías que los «ángeles» habían cambiado, que el gusto estético había cambiado —decían— y que la m, ujer que se llevaba era más «real».
Gracias a nuestros periodistas, uno se enteraba que cuando una va al cine quiere ver ala pescadera de su pueblo o abogado que te lleva los papeles y no a chicos y chicas guapas con un buen guion detrás. De que cuando ves un «ángel» debes ver una diabetes II incipiente y de que ser fea/feo es «lo real».
Los modelos estéticos han cambiado dicen. Yo como mis camisetas soy muy antiguo y Adriana Lima me sigue gustando. O Gisele Bündchen. Si prefieres ver desfilar a cualquier otra, me parece bien, pero es que yo ando lastrado por mis prejuicios.
Tener sobrepeso no es sano, y no hay nada más feo o que la insalubridad. Alguien que no cumpla los cánones estéticos de Policleto te puede resultar atractivo, por supuesto, pero si te da la sensación de insalubridad, eso no. Es pura psicología evolutiva, supervivencia. Más Darwin y menos gilipolleces.
Una mujer con curvas puede ser más bella, pero una con obesidad no. Un hombre obeso no es bello. Es un problema de salud.
No quiero diabetes II en una pasarela. Quiero belleza, estética y que me hagan sentirme monstruosamente feo. Para eso está el cine, ¿no?. La magia del cine es hacerte sentir mal y al mismo tiempo pagar por ello.
Jack Nicholson, inteligente como pocos, dijo una verdad dolorosa y real. Por eso él era el cine y el acomplejado que quiere hacer de su dolor ley, es el político.
La política se y marcar sus ritmos. Por eso a los que nos gusta Adriana Lima somos anacrónicos. Estamos fuera de la asfixiante realidad política que nos quiere arrebatar hasta lo que es bello.
Jack Nicholson, el cine, decía que no le gustaba ponerse al lado de Branad Pitt porque a su jodido lado todos los hombres somos cebollas.
El cine te hace sentir bien y mal. Nicholson adoraba a Pitt, pero le hacia sentirse mal, como una buena película de Scorsese. La estética es bien, es placer y es dolor.
La enfermedad y la fealdad solo son tristeza.