HUERCAL DE ALMERIA: No será por no conocer la línea, Lorca-Guadix, la he...

No será por no conocer la línea, Lorca-Guadix, la he paseado tantas veces, que no recuerdo la cifra, lo que si mantengo en mi retina y en esa caja de mí memoria, era lo contenta que esos viajes hacía al final, me esperaban seres muy queridos, primero estaba, mamá María, tías, Emilia, María, Antonia, Isabel, Julián, este último nos ha hecho pasar momentos inolvidables, aquellas mañanas que en el tren llamado Misto, llegaba a Lorca, no sin antes pasar a visitar, ha descargar su tragedia, sus penas, pero siempre te dejaba un gran sabor de boca, (Merito tenia mí gran tío Julián, muchísimo merito, no todos viven tragedias y las cuenta con fina ironía, con el fin de no dejar a nadie de los que mal le hacían, con el culo al aire, fue hasta en eso respetaos, hijos le dio Dios, que si les han dado alegrías) a continuación los abuelos, Joaquín y Teresa, mis tíos, Maruja y Diego, y ese ramillete de primillos, que tan solo pensar en nuestro encuentro vibraba de pura alegría.
Huercal ya apuntaba se iba haciendo grande, son en su forma de ser, hablar, más murcianos que andaluces. Hoy ya no han de ir a Lorca, o como antes a Murcia, ya cuentan con un hospital, según mis primas, Maruja y Pilar es casi una capital, me alegra saber que los pueblos se ensanchan sin perder su identidad. Almería una región castigada por la sequia, han hecho de lo que era un desierto un Oasis, prospero, hermoso, el hambre ya no es un problema, pueden y deben sentirse dignos hijos de esas tierras, va regalando claveles, por toda España y allende de nuestras fronteras. Claveles, rojos le llevo al AMOR de mi vida, rojo pasión, cuanta ternura. Nadie debiera Morir, es el título de una novela de un escritor Americano, especializado en medicina, Slahuter, Frank, hoy lo es Rice, no es que no tengamos que irnos, él se refería a los profesionales de la medicina, ¡Vive Dios que hubo y aunque pocos quedan, médicos de los de verdad! Los otros, esas tristes marionetas, unos jurando, otros prometiendo, que bajo caen, cuando tan solo el dinero les atrae. En plenitud, juventud, felicidad que por fin derrochaba a raudales, hete ahí que una noche, se sintió mal, tenía un diagnostico en toda regla, no tenia que morir, con toda su alma, quería por fin VIVIR. Que no es poco, mas aquella infausta noche, las 1,30 madrugada, aunque no se expresaba tan claro como él hablaba, contesto a todas las preguntas que le realizo aquel triste MIR (Triste, si, si a médico aspiras llegar, has de empezar echándole valentía, no importando, el si lo llamo, lo despierto, este en el examen, me la va a jugar) Decía mi abuelo: Ser médico es un sacerdocio sin sectarismos- Eso es lo que hizo Jesús a su paso por este su planeta, llamado tierra, para todos tuvo el mismo amor, no hizo distinción alguna, si a Lázaro, resucito, lo hizo con la hija del rico Zabulón, a Magdala, ella la mala, pecadora infecta, aquellas parcas pero sabias palabras- Aquel que no tenga pecado tire la primera piedra- Jesús es el salto y seña, es mí luz, mi guía, nada me avergüenza (No pertenezco a secta alguna) Marketing, todo se resume a la maldita palabra, a ese papel, que no me dice absolutamente nada dinero, no soy perfecta, mis virtudes y maldades, Jesús las sabe, siento tanto, me amarga esta triste, cruel situación que desde hace ya 2011 años, han vivido, viven millones de seres humanos, y parece o así manipulan, que la hambruna es solo cosa de hoy- ¿Se imaginan todo lo que se hubiesen podido comprar, llevar a aquellas tierras? Miles de voluntarios, junto con los réditos que da el erario Vaticano, tractores, excavadoras, semillas, docentes. Y, todo se ha quedado en puro paseo, jaleos, sol, desmayos con asistencia, la que no tienen los niños, esos niños que son por los que a Jesús cada noche pido, a ellos no Señor, castígame a mí una vez más, ellos solo han cometido sin querer, el haber nacido.
No es demagogia, ya que de tal carezco, es tan solo la realidad y el almeriense sabe de las penurias, que con sudor y ayuda, hacen crecer en sus invernaderos, frutas, hortalizas…Y esos claveles, que alegran a los que estamos vivos y ponen alegría en los cementerios. Os Quiere. Teresa