PARTE I /“El que ríe último… ríe mejor.” ????
Porque si alguna vez te burlaste del que trabaja callado, mejor escúchame bien…
Había un burro. Se llamaba Doroteo. ???? Viejo, flaco y con los huesos marcados.
A Doroteo lo pusieron a trabajar desde que apenas sabía caminar. Le amarraban sacos, herramientas, costales de papa, arados oxidados… lo que pesara. Si dolía, aguantaba. ???? Si pesaba, lo cargaba. Nunca dijo nada. Nunca se quejó.
Y mientras él se partía el lomo, los otros… los bonitos, los limpios, los que vivían bajo la sombra… se reían. ????
Pero nadie imaginaba que un día, todo eso… iba a cambiar. ????
Su patrón era de esos hombres duros, de manos callosas y mirada seria. ???????? Pero no era malo, no señor. Era de los que entienden el valor del trabajo, y aunque no hablaba mucho, cuidaba lo suyo. Con Doroteo tenía algo… una especie de respeto. ✨ Nunca le regalaba nada, pero tampoco lo maltrataba. A veces, antes de empezar la jornada, le daba una palmadita en el cuello y le decía bajito:
—“Tú sí sabes lo que es el trabajo, compadre.”
Y Doroteo movía la oreja, como diciendo “sí, patrón… aquí estoy”. ????
Todos los días era igual. El sol apenas asomaba ☀️, y Doroteo ya estaba jalando el arado, con la tierra pegada a las patas y el sudor bajándole por el cuello. ???? No se quejaba. Nunca. Era de esos que van derecho, aunque les duela todo.
Pero no todos en la granja eran como él.
El caballo negro, por ejemplo. Ese sí que era otra historia. Alto, elegante, con el pelo tan brillante que parecía que lo limpiaban con aceite. ⚫ No conocía el barro, ni sabía lo que era arrastrar algo más pesado que una cuerda. Lo sacaban solo para los paseos bonitos, para cuando venía gente de afuera. Puro adorno, puro show. ????
Y el caballo negro, cómo le gustaba burlarse.
—“Ahí va el esclavo de la tierra,” decía cuando Doroteo pasaba. “Siempre sucio, siempre cansado. ¿Será que ni sabe cómo se siente correr libre?”
Los demás caballos se reían también. Se creían mejores solo porque tenían las patas limpias. ????????????
Doroteo, como siempre, callado. Ni volteaba. No porque no escuchara, sino porque sabía que la vida no se trata de andar hablando… se trata de aguantar cuando nadie más quiere hacerlo. ????????
Pasaron los años, como pasa la lluvia en los techos viejos: cayendo sin pedir permiso. ????️ Y Doroteo ya no era el mismo. Las patas le temblaban, el lomo le dolía todo el tiempo, y a veces se le cerraban los ojos de puro cansancio mientras caminaba.
Pero igual salía. Igual jalaba.
Una tarde, el sol estaba que partía la tierra. ???? El patrón lo llevó a arar un terreno duro como piedra. Cada paso que daba Doroteo era como arrastrar una montaña. ????️ Y él seguía. Aunque resollaba fuerte, aunque ya casi no podía.
El caballo negro lo miraba desde la sombra, mascando un poco de pasto fresco. Se reía.
—“Un día de estos ese burro se va a desarmar en mitad del campo,” dijo.
Y bueno… pasó. ????
Doroteo jaló una vez más, y sus patas simplemente dijeron “hasta aquí”. Se le doblaron y cayó con todo, levantando una nube de polvo. ????️ El arado le quedó encima, y por un rato nadie se movió.
El patrón soltó lo que tenía y corrió. Se agachó, le quitó el peso de encima y le habló con un tono que no le conocíamos:
—“Ya, viejito… ya estuvo. Hiciste más de lo que cualquiera hubiera aguantado.”
No lo llevó de regreso al campo.
Desde ese día, Doroteo se quedó en un rincón del establo. Le pusieron paja limpia, agua fresca, una manta sobre el cuerpo. ????️???? El patrón pasaba a verlo todas las mañanas. Ya no le hablaba como a un animal, sino como a un viejo amigo.
Pero los caballos… los de siempre… no cambiaron.
—“Tanto trabajo para terminar ahí tirado como un trapo viejo.”
—“ ¿Y ahora qué? ¿Se cree rey solo porque le dieron una cama?”
Se burlaban más todavía. Más fuerte. Como si no soportaran verlo descansar. Como si su descanso fuera una ofensa a su comodidad.
Y Doroteo… ni una palabra. Solo miraba. Con esos ojos cansados, pero sabios, como diciendo:
“Ya vendrá el tiempo… ya vendrá.”
Y es que lo que los caballos no sabían, lo que ni ellos ni nadie podía ver, era que el campo estaba por cambiar. ???? El cielo ya no se veía igual. El viento soplaba más seco. La tierra no olía a vida… olía a polvo. ????️ Las lluvias no caían. El patrón no lo decía en voz alta, pero se le notaba en la cara: algo malo venía en camino.
Y los que nunca cargaron nada, pronto iban a saber lo que era el verdadero peso.
Doroteo lo sabía. Desde su rincón, desde su silencio, desde su cuerpo ya viejo… él lo sabía.
Porque los que han jalado el mundo, siempre saben cuándo se va a caer. ????????
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No pasó mucho tiempo después de que Doroteo dejó de trabajar cuando la sequía se vino encima con todo. ????
Primero, la tierra se agrietó como si se estuviera partiendo por dentro. Luego, el pasto empezó a desaparecer. Los cultivos se secaron antes de nacer. Los días eran largos, polvorientos, pesados. El cielo se volvió un techo seco que no soltaba ni una gota, y el aire venía caliente incluso por la noche. ????☀️
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