San Pedro de Arlanza fue fundado en el año 912 por el Conde Fernán González y durante años fue el principal foco espiritual de Castilla. En este
monasterio quiso ser enterrado Fernán González junto con su esposa Doña Sancha. Más tarde, en tiempos del rey Alfonso VI, se aceptaron las reglas de la Orden de Cluny, introducida en Castilla por el
Camino de Santiago y que vino a sustituir el rito mozárabe por el
romano que había sido implantado en toda Europa.