ENTRE VIENTOS INVERNALES
Corrían los años 1950, cuando aquel hombre de raíces castellanas, llegaba a trabajar en las
fabricas de fundición de hierro vizcaínas, su presente de aquel tiempo, era demasiado difícil, aunque su sueldo superaba el recibido, en su lugar de origen. El trabajo diario era estar echando carbón a los
hornos, que en aquellos momentos soltaban llamas por sus
chimeneas, las jornadas eran duras aunque no demasiado largas, el cuerpo del trabajador, terminaba negro del carboncillo,
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