ANDOAIN: Lo siento por el Bilbo, pero así está la cosa ahora....

Lo siento por el Bilbo, pero así está la cosa ahora.

Ya se esparcen por los suelos
cual harapos deshilachados
los pendones de las Castillas,
pues ineptos capitanes
afrontaron el evento
con más ínsulas que talentos

El quinto de los Felipes
desde el infierno en que more
se mesa sus cabellos ralos
al ver cómo sus mesnadas,
han salido derrotadas
por usar mal a sus peones.

Ya las huestes de los condales
junto con las almogávares
planean otro saco en Roma,
que tiembla ante la invasión
de los hijos de la Gran Bretaña
y de los tercios catalanes.

Ambos dos bandos bárbaros,
están sobrealimentados
con pócima merengada
que caduca, no dio la talla
y cayó sin mucho honor
en los campos de batalla.

El ínclito Piri sufre, estoico,
las puyas de unos y otros,
y, yo, malsano duendín,
por tocar los cataplines
también me sumo al festín.

Para acabar de joderla,
una mosca cojonera
de sobrenombre Kiyol,
sin saber lo que se juega
entra en esta madriguera
y, en su ignorancia se atreve,
a coartar la libertad de expresión..

La muy osada no se entera
que morlacos con más enjundia
y más seso en su sesera,
acabaron mordiendo el polvo
copados en su ratonera, pues,
esta sierra de frontera,
es para él mucha sierra.

Pero ahora vamos al grano,
y, al grito de ¡desperta ferro!,
choquemos contra los britanos,
con buen juego y, si ayudados
desde su escarpada montaña
por la tiznada e, in situ, por la mercedaria,
miel sobre hojuelas.

Trio de copas,
pagan los duendes mundanos
coaligados entre viñedos mediterráneos
y sin que sirva de precedente.
Sólo vinos peninsulares
que no sean de los calabazos
ni de los de alto copete.

Y acabo:
Ojo, suerte, güevos y al toro,
que aunque no sea una vaca,
otros titanes más gordos
mordieron el césped
a lo largo de la historia.
Salud.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Cuando se rompió el barco, el cinismo y la caradura de esta gente se puso de manifiesto sin trampa ni cartón y, todos a una, como orfeón bien entrenado, dijeron que la culpa era de la gente, de la gente sencilla, normal, de las que no los habían votado a ellos ni los votaran nunca porque, los conocen bien y han sufrido en sus propias carnes o en la de ascendentes o descendentes, amigos o conocidos, los efectos de sus “bondades”; como, por ejemplo, aquellos energúmenos gallegos que ladraban por todas ... (ver texto completo)

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