Siguen campando a sus anchas estas plantas salvajes que penden de las paredes que circundan la placeta, siendo una patada estética, foco de dejadez y basura. ¿Tanto cuesta limpiar esos muros? Igualmente en la llamada plaza de Iñigo Arista brotan hierbas salvajes que deterioran la imagen de un pueblo eminentemente turístico. ¡Qué imagen de abandono ofrecemos a nuestros visitantes! ¿Será posible su limpieza, de una vez por todas? Esperemos que sí.