UJUE: LA LEYENDA DE UJUÉ...

LA LEYENDA DE UJUÉ
Hay proximidad gráfica y fonética entre el topónimo “Ujué” o, mejor, sus formas medievales Uns, Unse o Uxua, con la palabra vasca Uxoa, que quiere decir “paloma”. Probablemente ahí está el engarce de la hermosa leyenda de la aparición que, aunque secular, no parece anterior al siglo XVI. A mediados de la centuria siguiente la recoge así el autor de los Anales del Reino de Navarra, José de Moret: “Andaba un pastor apacentando su ganado por la áspera sierra. Reparó que una paloma entraba y salía con mucha frecuencia por el agujero de un gran peñasco, sobre el que hoy se alza el templo. Varias veces intentó espantarla tirándole el cayado. Admirado por la constante intrepidez del ave, decidió explorar la oquedad. Trepó con dificultad por la peña, llegando a la boca de la cueva. Al penetrar encontró la imagen de la Virgen y, posada a sus pies, la paloma que le había guiado hasta allí. Adorada la imagen descubierta, corrió el pastor al pueblo para comunicar la noticia a sus paisanos. Acudieron todos al monte, y reconocieron la efigie escondida, según parece, por los cristianos fugitivos de los moros. La paloma continuaba a sus pies…”.
La cabecera de la iglesia de Ujué está separada de la nave por unas rejas góticas. Desde el ábside principal, preside el templo la imagen de Nuestra Señora, objeto siempre de fervor popular y a la que se considera patrona de la Ribera de Navarra a partir de la celebración convencional, el año 1886, del milenario de su aparición.
Es una obra cimera de la imaginería románica. Fue tallada en madera de aliso a finales del siglo XII. Emparentada con otras del Pirineo oriental, dice de ella Francisco Iñiguez que “es una imagen excepcional, dulce y grata, sin la menor sequedad ni dureza, lo cual es digno de alabanza en pieza tan esquemática en sus detalles como rígida en la
postura”. Serena y bella, sobria y hierática, compuesta frontalmente, sentada sobre banqueta sin respaldo, ella misma es el trono de Cristo, Sedes Sapientiae. El que la contempla admira la hermosura de su rostro ovalado: cejas arqueadas, ojos almendrados de mirada penetrante, boca pequeña de labios finos. La imagen original está muy transformada. Carlos II encargó el chapeado de plata y añadió escudos esmaltados y medallones en bajorrelieve; el respaldo-aureola y las coronas, copia de la del Cristo románico de Villamayor de Monjardín, son modernos.
En una pequeña hornacina del ábside principal se encuentra el corazón del rey Carlos II, guardado en una vasija de vidrio sobre un cofre de madera que en 1406, diecinueve años después de la muerte del monarca, decoró el pintor Jaymet con corazones y con las armas de Navarra. Así se cumplió la última voluntad del soberano: su cadáver fue embalsamado por el judío Samuel Trigo, quien le extrajo el corazón e intestinos. El cuerpo recibió sepultura en la catedral de Pamplona, las entrañas en Roncesvalles, y el corazón fue llevado a Ujué.

[PDF]Navarra por mil caminos - Gobierno de Navarra
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la costumbre que los pastores tienen de lanzar piedras en los dól-..... La costumbre se degradó...... Pero muchos ujuetarras han estado acostumbrados.