UJUE: Carta de un misionero Ujuetarra desde el Perú, se trata...

Carta de un misionero Ujuetarra desde el Perú, se trata de AGAPITO BERRUETE VILLAR, Padre Pasionista

DIARIO DE NAVARRA. VIERNES. 20 DE JUNIO DE 1980

El nombre de Pamplona se multiplica

La Pamplona del Amazonas

Sabíamos de la existencia de varias Pamplonas en las geografías de Méjico. Perú. Filipinas, Colombia, además de la nuestra, claro está, la del Viejo Reino. Nos llega noticia de una nueva, plantada en plena zona amazónica por manos y corazones navarros. Y nos viene por pluma de un misionero navarro, quien además de llevar consigo mensajes de fe, se constituye en divulgador de nuestras cosas. Esta es su carta•

Soy navarro y misionero, es casi decir lo mismo. Nací en Ujué y pertenezco a la orden pasionista. Vengo del Alto Amazonas del Perú y soy portador de un mensaje especial de aquella Iglesia para la Iglesia de aquí. De Pamplona para Pamplona. Me explicaré.

El pueblo peruano es altamente religioso Naturalmente en su religiosidad no pueden menos de estar presentes los mitos y supersticiones, restos de su pasado. No son fáciles en adaptarse a los nuevos cambios y nuevas formas de expresar la fe. No obstante son muy respetuosos con el misionero. Su piedad se centra en torno a las cruces y en los santos peruanos Santa Rosa de Lima y San Martín de Porres. El mes de octubre es sagrado para todo peruano.

Por privilegio especial sustituye a la cuaresma con todo su compromiso de austeridad y penitencia expresado en los hábitos morados y vida de sacramentos. En el centro de esta cuaresma peruana está el Cristo «Señor de los Milagros».

No ha llegado aún la industria El 90 por ciento de los naturales son chacareros. Cultivan el arroz, la yuca, el maíz, el plátano, base de su alimentación.

El hacha, el machete, el remo, la canoa siguen siendo los únicos instrumentos de trabajo y medios de transporte. Son resistentes y sufridos. Cargan grandes bultos sobre sus espaldas colgados de la frente por una pretina. Su bebida habitual es la chica, el masato y el aguardiente. Tienen poco sentido del ahorro. Diríamos que trabajan para comer y comen para trabaiar. Son parte de la selva junto a la fauna y la flora con la que se sienten identificados.

Actualmente se están construyendo carreteras de penetración de la costa a la selva para que llegue a aquellas pobres gentes el apoyo que hasta ahora se les ha negado por los gobiernos. El Perú es cormo un gran libro abierto que se apoya en los Andes con páginas llenas (de la costa) y páginas en blanco (las de la selva). Los macizos rocosos del Huescarán son testigos seculares de esta triste realidad.

En un punto de esta geografía de la selva peruana, a orillas del río Sanuzi existe una aldea que lleva por nombre San Juan de Pamplona. La ideó, la apadrinó y le dio el nombre, naturalmente, un misionero navarro: Juan Primo Ruiz. A su muerte yo la recibí como preciosa herencia. Sin más rascacielos que los cocoteros y palmeras. Sin asfaltos, sin torres, ni campanarios. Con una solitaria escuelita centro único de toda actividad. Los buenos habitantes de aquella humilde aldea saben ya mucho de la otra Pamplona, la de los navarros. Lo aprendieron del P. Juan y yo también he puesto mi parte. Al enterarse de mi viaje a Navarra de vacaciones me entregaron un mensaje caluroso, sincero y lleno de esperanzas para todos los navarros. Y aquí estoy cumpliendo este deber sagrado a través de las páginas de DIARIO DE NAVARRA. Aunque todo lo necesitan, nada piden. Sólo un intercambio de amistad. Un darse a conocer. Es todo lo que quería deciros como compromiso y descargue emocional.

A fines de julio salgo otra vez para el Perú. Me espera allí San Juan de Pamplona. Os diré que aún allí no me siento ausente de Navarra. Aquella es tierra regada con sudor y sangre navarra. Hasta en el lecho de los ríos hay restos de misioneros navarros: Aquilino Iribertegui. La última víctima que se ha cobrado el Huallaga (1978). Una religiosa franciscana de las Blancas de Pamploila, con quienes compartimos las fatigas misioneras en el Vicariato Apostólico de Yurimaguas del Alto Amazonas.

El Secretariado Diocesano de Misiones, con oficina en el Arzobispado, se me ha ofrecido recoger cualquier mensaje que la Pamplona de los navarros desee hacer llegar a la Pamplona del Amazonas en respuesta a las inquietudes qe os han dado a conocer. Por mi parte me comprometo servir de puente entre el Arga y el Sanuzi.

P. BERRUETE