UJUE: DIARIO DE NAVARRA 13 de agosto de 2011....

DIARIO DE NAVARRA 13 de agosto de 2011.

LLUVIA DE PERSEIDAS

Una noche de verano mirando al cielo.

SILVIA AYERRA. UJUÉ

La Luna llena fue el objeto más brillante de la noche, desluciendo a las estrellas fugacesTOCA prepararse para la sesión nocturna, coger un buen bocata, la manta para tumbarse y una prenda de abrigo, por si refresca. Es noche de estrellas fugaces, es noche de Perseidas. El cielo de agosto se vuelve a convertir un año más en protagonista gracias a esta lluvia de meteoros cuya intensidad y buena visibilidad la transforman en una de las citas más interesantes del verano. Aunque se pueden contemplar desde finales del mes de julio, no es hasta mediados de agosto cuando este fenómeno, que se produce al norte de la constelación de Perseo, alcanza su mayor altura y una mayor visibilidad.

El escenario elegido para su observación es una explanada de la sierra de Ujué, al sur de esta localidad. Hasta allí se desplazó un autobús con alrededor de cuarenta personas que habían salido de Pamplona a las 20 horas, preparadas para disfrutar del espectáculo. La Red Civivox había organizado esta "visita de observación astronómica" con un precio de 22 euros que incluía el uso de telescopios, planisferios, mapas celestes y documentación a cargo de la organización. Muchos de los interesados eran novatos y no sabían muy bien qué iban a ver exactamente. Como Mª Pilar, que no quiso especificar su apellido, que acudía por primera vez con su hija "movida por la curiosidad y por las explicaciones que iba a poder escuchar". Y es que el grupo estaba capitaneado por Iosu Redín, experto en Astronomía que se convirtió en el guía de la noche. La Luna llena dificultaba con su brillo ver la plenitud de las estrellas fugaces de ahí que Iosu explicara que "se iban a centrar en la propia Luna, los astros brillantes y las constelaciones".

La función está allí arriba

Después de un rato de montaje de los distintos aparatos y de acabar los bocatas y el café con pastas, estaba todo listo. Empezaron situando la Estrella Polar, colocada en el extremo de la cola de la Osa Mayor. Sin embargo, Marta Goñi, que había acudido junto a su marido, reconocía que la primera estrella que habían visto se llamaba Arturo, "la gigante roja". "Nos han repartido un folleto con todas las explicaciones de lo que estamos viendo, la verdad que es muy curioso y a la vez interesante, estamos aprendiendo mucho", confesaba la joven. Mientras tanto, en dirección opuesta a la Estrella Polar, Redín les hacía fijarse en la W de Casiopea, la constelación de Cefeo y el verdadero protagonista de la jornada, Perseo, que da nombre a las estrellas fugaces. Para Javier Sádaba, vecino de Artica, el centro de la noche estaba siendo la Luna. "Con estos aparatos tan potentes se pueden ver perfectamente sus cráteres, es algo que impresiona", reconocía. Por ahora, las Perseidas no habían hecho acto de presencia o, mejor dicho, no habían podido darse cuenta de su fugaz aparición. "Hay que estarse quieto, con la mirada fija y bien atentos para verlas en ese preciso instante", confesaba Sádaba que ya había acudido en ocasiones anteriores siempre con ganas de querer conocer un poco más sobre este fenómeno.

Para la mayoría de los presentes, las indicaciones de Iosu estaban siendo fundamentales. "Ya sabemos situar el Triángulo de Verano, que está formado por Vega, Deneb y Altaire", decían algunos. Javier Ciriaco observaba el cielo junto a su hijo. "Llevamos aquí desde que se ha puesto el Sol y nos ha encantado poder ver cómo se iba escondiendo y se iluminaba la Luna cada vez más. Las estrellas no pueden estar más brillantes y enfocar directamente con este telescopio a Andrómeda o Saturno es increíble", confesaba Javier. En realidad, lo importante no era lo que estaban viendo sino lo que no veían, las nubes. Según Iosu Redín, "esta actividad, minoritaria y limitada a un grupo no muy numeroso, se aprecia en una noche como esa, con buenas condiciones climatológicas y con gente con ganas de aprender disfrutando".

Pero el motivo, o la excusa, de la observación de la sesión era la lluvia de estrellas fugaces, también llamadas Lágrimas de San Lorenzo. Como les había ido explicando Redín a lo largo de la noche, están causadas por la entrada a gran velocidad de partículas de polvo desprendidas del Cometa Swift- Tuttle, que acaban formando un tubo de residuos que, sobre todo en agosto, da lugar a este fenómeno. "También organizamos una visita parecida a esta en el mes de noviembre para ver las Leónidas, pero esta época del año anima a más gente a desplazarse hasta aquí", explicaba el guía. Se acercaba la una de la madrugada y la jornada nocturna estaba llegando a su fin y tocaba recoger. Cada uno se quedaba con un momento diferente de la noche. "A mi me ha encantado cuando veíamos sólo una estrella pero, de repente, al observarla desde el telescopio, eran como un broche, un montón de estrellas juntas", reconocía Mª Pilar antes de subirse al autobús. "Hemos disfrutado muchísimo, desde luego que es una experiencia que se debe repetir". Era el resumen de una noche estrellada.

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